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50 años

50 AÑOS... LA UNIDAD POPULAR, LOS MIL DÍAS, EL GOLPE stars

En los años 50, en la vieja escuela N° 88 de Punitaqui en que los pisos de madera estaban apolillados y en algunos sectores se veía la tierra, ensayábamos niños y niñas para un acto que se haría en Mayo…

El combate naval de Iquique...

y cantábamos… “LA ESTRELLA DE CHILE, GLORIOSA EN EL MAR, QUE IRRADIA LA FAMA DEL HEROE INMORTAL” …

ayudado por la paciencia de Don Lucho (músico) y que con una tuba (instrumento para acompañar) todos nos preparábamos para recordar un hecho militar ocurrido hacía casi 80 años atrás (en esa época). Así como recordamos el 18 de septiembre (más de 200 años atrás).

Pero resulta que hay chilenos y chilenas que cuando alguno quiere recordar el fatídico 11 de septiembre del 73 salen con su frase: “YA VOLVEMOS A LO MISMO, VOLVER AL PASADO”, “CHILE NECESITA MIRAR EL FUTURO PENSEMOS EN EL MAÑANA”.

Lo que están diciendo y usando el pasado es olvidar el 11 de septiembre, olvidar el quiebre de la democracia en que la cúpula de las fuerzas armadas, la derecha empresarial y la derecha política le dieron una puñalada por la espalda a nuestro país, que significó matar la democracia y mantener al país dividido.

Asesinatos, fusilamientos, desaparecidos, torturados, presos, exiliados, relegados, exonerados...

Robos de las empresas del Estado y robo de las cúpulas de las fuerzas...

Un hecho que todas estas fuerzas quieren archivar, olvidar, silenciar a las nuevas generaciones y olvidar que en esta fecha la democracia fue asesinada por las fuerzas armadas a sangre y fuego…

La memoria seguirá floreciendo entre quienes, como ayer, en esa escuela de Punitaqui, recordábamos a Arturo Prat.

Este 11 de septiembre recordaremos a Salvador Allende, haremos un ejercicio de la memoria que seguirá floreciendo...siempre.

Balnearios populares

Miguel Lawner (*). Santiago. 16/5/2023. En 1970, las vacaciones eran un anhelo inalcanzable para la inmensa mayoría de los trabajadores chilenos y sus familias. Una auténtica quimera. Ese es el motivo por el cual, dentro de las primeras 40 medidas formuladas en el programa presidencial de la Unidad Popular, la Nº 29 estableció lo siguiente:

“EDUCACIÓN FÍSICA Y TURISMO POPULAR

Fomentaremos la educación física y crearemos campos deportivos en las escuelas y todas las poblaciones. Toda escuela y toda población tendrá su cancha. Organizaremos y fomentaremos el turismo popular”.

El turismo popular no figuró nunca en los planes de gobiernos anteriores, por lo tanto, era un programa inexistente en el organigrama de algún Ministerio o dependencia fiscal. Allende, sin embargo, lo tenía claro y no había transcurrido una semana, cuando llamó telefónicamente a Carlos Cortés, flamante Ministro de la Vivienda y Urbanismo (MINVU), manifestándole la necesidad de impulsar con urgencia la construcción de los Balnearios Populares, enfatizando su deseo de ubicarlos en las mejores playas del país. 

El Ministro Cortés, estimó que lo más adecuado era encargar esta misión a la Dirección de Planificación del Equipamiento Comunitario (DEPEC), institución que hasta entonces estaba a cargo de planificar y construir sedes sociales para Juntas de Vecinos o Centros de Madres, Jardines Infantiles o Parvularios. 

El arquitecto Renato Hernández, recién designado a cargo de dicha repartición, asumió personalmente la responsabilidad de cumplir con este compromiso contraído en el programa electoral de la Unidad Popular, y diseñó una red de Balnearios Populares a lo largo de todo el país.

Así fue como se buscaron localizaciones situadas en las mejores playas de Chile, aprovechando la disponibilidad de terrenos en poder de Bienes Nacionales, o se adquirieron terrenos a particulares. 

Los talleres de arquitectura del MINVU elaboraron un proyecto de balneario tipo, construido totalmente con paneles prefabricados en madera de pino insigne, livianos y de un tamaño que facilitara su transporte en camiones de cabida normal.

Espacialmente, el proyecto buscó que el ciudadano común lo identificara claramente como un lugar de esparcimiento. Las cabañas se diseñaron en forma de A y se agruparon de modo de facilitar la vida en comunidad.

Los Balnearios Populares fueron diseñados con una capacidad de hasta 600 personas, alojadas en bloques continuos de 8 a 10 unidades. Cada cabaña tenía una capacidad de 6 camas, que eventualmente podía elevarse a dos más, respondiendo a la composición familiar vigente en la época. Además, se incentivó la incorporación de los abuelos.

Los centros vacacionales se complementaron con bodegas, posta de primeros auxilios, canchas deportivas y juegos infantiles, lavaderos, cocina y comedores colectivos.

Cada familia canceló una suma modesta por una estadía de 15 días en el Balneario, valor que incluyó alojamiento y la alimentación consistente en tres comidas diarias. Esta fórmula se acordó con el deliberado propósito de liberar a las esposas de atender la cocina, a fin de darles la posibilidad de disfrutar plenamente del veraneo.

La Dirección de Planificación del Equipamiento Comunitario convocó a una propuesta de construcción en marzo de 1971, adjudicando a diferentes empresas constructoras las obras de 16 balnearios, los cuales comenzaron a funcionar a fines de ese año. Se construyeron los siguientes Balnearios: Chacaya en Iquique, Tongoy en Ovalle. Los Vilos. Pichidangui. Peñuelas. Papudo. Puchuncaví. Ritoque. Loncura en. Quinteros. Rocas de Santo Domingo. Piedras Negras en El Tabo. Llallauquén en Las Cabras. Playa Blanca en Lota. Llico en Vichuquén. Curanipe en Chanco. Duao en Lota.

El MINVU entregó la administración de los Balnearios a la Dirección de Turismo, (hoy SERNATUR), entidad que las dotó con un completo equipamiento interior. También participó en este programa la Consejería Nacional de Desarrollo Social, que seleccionó los equipos de monitores encargados de dirigir las actividades de niños y adultos y organizó las presentaciones de grupos artísticos y culturales programando sus giras a los diferentes Balnearios Populares.

Esta Consejería asumió así mismo la responsabilidad de seleccionar e inscribir a los grupos de veraneantes, en coordinación con las Juntas de Vecinos.

También la CUT jugó un rol relevante en este aspecto, registrando entre sus sindicatos afiliados, la nómina de los trabajadores seleccionados para participar en este inédito programa de turismo social.

El propósito del MINVU era transferir la propiedad de los balnearios a la CUT, situación que no pudo materializarse antes del golpe militar. Con todo, los principales beneficiarios de este programa fueron grupos de trabajadores afiliados a los sindicatos de la CUT y ese es el motivo por el cual el imaginario popular identifica estos centros como pertenecientes a dicha organización sindical.

El programa consultaba turnos de vacaciones por quince días para cada grupo, durante los meses de diciembre a marzo, siendo la época en la cual hubo plena ocupación de los Balnearios. Durante el resto del año, las cabañas se ocuparon más ocasionalmente y por períodos variables, predominando las estadías por un fin de semana.

Es impresionante recordar la atmósfera de solidaridad y alegría que reinó entre quienes tuvieron la oportunidad de tomar un período de vacaciones en estos balnearios, muchos de los cuales pudieron disfrutar, por primera vez, de un derecho tan elemental, Para qué decir la cantidad de niños y adultos que conocieron el mar por primera vez. 

Cada grupo de veraneantes tomó la iniciativa de organizar sus propias actividades, además de las programadas oficialmente. Se hicieron habituales, las fogatas encendidas a la hora del crepúsculo, animando los cantos, bailes o relatos que se prolongaban normalmente hasta la medianoche.

Miles de familias de trabajadores o de organizaciones vecinales, pudieron disfrutar por primera vez en su vida de un derecho tan fundamental, como es gozar de un legítimo descanso tras un año de trabajo.  Cuántos de ellos confesaron que habían conocido el mar por primera vez en sus vidas. 

Esta es una de las realizaciones más ignorada del gobierno del Presidente Allende, sin duda a causa de que la dictadura se apropió de todos los Balnearios inmediatamente después del golpe militar, asignándolos entre las diferentes ramas de las Fuerzas Armadas, como quién se reparte un botín de guerra. 

Algunos, como los de Ritoque, Puchuncaví y Rocas de Santo Domingo, fueron destinados a centros de detención y tortura. Otros simplemente los enajenaron a particulares. Algunos fueron demolidos para comercializar los terrenos y otros como el de Pichidangui aún continúan como Centro de Vacaciones del Ejército.

Presos políticos detenidos en la zona de San Antonio, fueron verdaderos conejillos de India de estas siniestras prácticas, llevadas a cabo en el Balneario situado en Rocas de Santo Domingo. 

Por ese tiempo, el agente de la DINA, David Gustavo Pedreros Pineda, confesó al Ministro Alejandro Solís y a su actuaria Valeska Villalón, que había estado en los cursos de Rocas de Santo Domingo. Pedreros Pineda señaló que él y sus compañeros de curso presenciaron sesiones de torturas comandadas por Jara, en compañía del coronel Manuel Contreras Sepúlveda en el subterráneo del casino de oficiales del regimiento de Ingenieros militares en Tejas Verdes. “Por eso, sé que Manuel Contreras Sepúlveda muchas veces presenció los interrogatorios y torturas de detenidos”, declaró

“Iban regularmente a observar las sesiones a cargo de Jara -quien además les hacía clases en Rocas de Santo Domingo- y del detective Valdés”. Según él, muchos detenidos morían producto de los tormentos. Pedreros no recordaba sus nombres, pero sabía que “eran sacados del Regimiento, los colocaban en botes y los llevaban a alta mar, donde los lanzaban”. De las torturas recordó que a los detenidos “se les aplicaba electricidad en todo su cuerpo en la llamada parrilla, golpes con sacos de arena mojada, violaciones a las mujeres; a ellas también les introducían objetos contundentes en la vagina, simulacros de fusilamientos, la ‘ruleta rusa’, los colgaban, a los hombres le insertaban palos en el ano”.

Transcurridos 50 años, la historia de los Balnearios Populares es aún una asignatura pendiente.  Hemos sido negligentes en iniciar acciones judiciales, demandando a las Fuerzas Armadas de Chile la devolución al Estado, de todos los Balnearios Populares, apropiados ilegítimamente. 

Tras largas negociaciones, el Gobierno del Presidente Boric logró, por fin, que el Ejército devolviera a Bienes Nacionales el Balneario Popular en Rocas de Santo Domingo, cuyos restos ya habían sido declarados Monumento Nacional, gracias a la tenaz batalla que impulsó la Fundación por la Memoria de San Antonio, entidad presidida por Anita Becerra, quien era una colegiala cuando fue detenida y torturada en dicho Balneario. 

Hoy tuvo lugar una emotiva ceremonia mediante la cual, el Ministerio de Bienes Nacionales fizo entrega del lugar a la mencionada Fundación, que se propone levantar un Centro destinado a la preservación de los Derechos Humanos.

En buena hora. Más vale tarde que nunca.

 

(*)Miguel Lawner. Premio Nacional de Arquitectura, fue director ejecutivo de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU) en el Gobierno de Salvador Allende, académico en universidades chilenas y del extranjero.

 

Fuente: elsiglo.cl

REPORTAJE. Conmemoración 50 años del golpe de Estado: Puntos de tensión stars

En los últimos días hubo quejas por la decisión de establecer nuevos Sitios de Memoria, lo que se agrega a la demanda de cierre del penal Punta Peuco, las dudas respecto a resultados del plan de búsqueda de restos de detenidos desaparecidos y la instalación del negacionismo que se pretende establecer en estos meses. Más allá de lo retórico o reflexivo, la efeméride se está dotando de contenido político e histórico controversial. 

Equipo “El Siglo”. Santiago. 26/5/2023. La exigencia de cerrar el penal de Punta Peuco este año, las dudas sobre resultados concretos que pudiera arrojar del plan de búsqueda de restos de detenidos desaparecidos, la controversia por el establecimiento de nuevos Sitios de Memoria, la decisión de las Fuerzas Armadas y Carabineros de no realizar gestos ni actividades en torno de la fecha, y la instalación de tesis negacionistas y relativistas, son algunos de los puntos de tensión que aparecen en torno de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en contra del Gobierno constitucional del Presidente Salvador Allende que se cumplen este 11 de septiembre.

La idea de abordar la efeméride en un tono reflexivo y con “una mirada de futuro” como dijo el comandante en jefe de la Armada, Juan Andrés de la Maza, parece diluirse frente a la intensidad política del episodio histórico con, por ejemplo, graves consecuencias en materia de violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, y todo lo que rodeó la asonada militar que derrocó a un Gobierno constitucional en una operación de partidos políticos, gremios empresariales, medios de prensa, grupos de extrema derecha, embajadas extranjeras y altos mandos castrenses.

Más allá de lo retórico, lo banal, lo meramente reflexivo y lo esquivo, como se podía esperar, surgen en estas semanas puntos de tensión frente a la significación del medio siglo de un episodio traumático y deplorable en la historia de Chile.

Surgen situaciones que tienen que ver con el presente incidido aún por lo que fue el golpe de Estado y sus consecuencias, con claras heridas abiertas y temas sin resolver, y con la crudeza de lo ocurrido hace 50 años que marcó no sólo el derrocamiento de un Gobierno constitucional y democrático, sino el inicio de una dictadura civil-militar que produjo miles de muertos y desaparecidos y llevó al país a los peores índices de pobreza, desigualdad y deterioro de la calidad de vida de chilenas y chilenos.

¿Cerrarán Punto Peuco?

Uno de los temas instalados en el marco de los 50 años del derrocamiento del Gobierno de la Unidad Popular (UP) es la reiteración de la exigencia del cierre del Centro de Detención Preventiva y Cumplimiento Penitenciario Especial Punta Peuco, que alberga en la actualidad a 129 exuniformados condenados por violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.

Hace un par de meses surgió la versión de que desde la Subsecretaría de Derechos Humanos se habría instruido “en octubre del año pasado al director de Gendarmería, Sebastián Urra, a realizar los preparativos para anunciar el cierre del penal”. Sin embargo, la información fue desmentida por el titular de esa dependencia, Jaime Gajardo. “Quiero ser bien categórico al respecto. No hay ninguna instrucción formal o informal para el cierre de Punta Peuco que yo haya dado al director nacional de Gendarmería” sostuvo enfático Gajardo. Y para que quedara más claro, la ministra del Interior, Carolina Tohá, descartó que ese asunto esté en la agenda del Gobierno en este año de conmemoración de la asonada golpista.

Inmediatamente surgieron las reacciones sobre el asunto. La diputada Lorena Pizarro, consultada por ElSiglo.cl, manifestó que “me parece importante que se ponga en el consciente nacional la necesidad de cerrar el penal de Punta Peuco”. “Voy a reiterar lo que por muchos años venimos señalando, en cuanto a que este centro de detención fue creado y construido para aquellos que no pudieron evadir la justicia”, planteó la congresista. La también ex presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), sostuvo que “Chile tiene una deuda enorme para con la verdad total y la justicia plena frente a los crímenes de la dictadura”. Enfatizó: “Me parece que una de las acciones, sin duda, tiene que ser el cierre del penal Punta Peuco”.

Consultado por El Siglo, Carlos Margotta, presidente de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, indicó que “el cierre del penal de Punta Peuco constituye una demanda histórica del movimiento de derechos humanos”. Explicó que “respecto al derecho internacional en materia de derechos humanos, y el ordenamiento jurídico constitucional que nos rige, cabe tener presente que el principio de igualdad está consagrado en la Constitución de (Augusto) Pinochet, y establece que en Chile no hay privilegio alguno, y en circunstancias que el penal Punta Peuco constituye en sí mismo un acto de discriminación respecto del conjunto de demás criminales que se encuentran agrupados, cumpliendo sus condenas, en recintos penitenciarios comunes”. Agregó que “todos los condenados por crímenes de lesa humanidad que están cumpliendo penas por sus gravísimos crímenes contra los derechos humanos, deben ser trasladados a un recinto penitenciario común”.

Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), manifestó que “en estos largos años nos hemos visto enfrentadas a mucha violencia psicológica y moral, que es el negacionismo, la bandalización de los Memoriales o Sitios de Memoria, la impunidad biológica, y por una justicia demasiada tardía. Uno de los hechos más violentos es hacer un penal especial y de privilegios para los autores de los crímenes de lesa humanidad, criminales que ya han recibido beneficios como bajísimas penas de cárcel”. Expresó que junto a las injusticias y falta de acciones en materia de derechos humanos (DDHH), “está el uso de los recursos de todos los chilenos y chilenas, incluyendo los de las víctimas y familiares de las víctimas, para tener un penal tipo hostal para estos criminales”. Añadió que ahí “siguen negando sus delitos, hacen fiestas y reivindican sus actos criminales, reivindican el no haber matado más comunistas, residen en verdaderos departamentos acondicionados, con baño propio, con regalías que la población carcelaria común no tiene, es una discriminación de clase frente a los delincuentes comunes”. Recordó que “hemos pedido, hemos exigido, nos hemos movilizado para el cierre de Punta Peuco, nos han prometido que se haría, como fue con la expresidenta (Michelle) Bachelet, y no han cumplido”. La presidenta de la AFEP fue enfática: “Sería un acto reparatorio que el Gobierno del Presidente Gabriel Boric cerrara Punta Peuco. Es más, hoy exigimos que sea cerrado y no solo por las víctimas que sobrevivieron a la tortura, a la cárcel y por los familiares de los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos, sino también por la sociedad, ya que se necesitan señales de justicia reparatoria dignas y a la altura del daño causado”.

La diputada Carmen Hertz sostuvo que el recinto “debió cerrase hace mucho tiempo”. Planteó  que “no es concordante con los estándares del derecho internacional y de los derechos humanos que criminales de lesa humanidad que han cometido los crímenes que más repugnan a la consciencia civilizada del mundo disfruten de una cárcel especial”. El diputado Alejandro Bernales planteó que “cerrar Punta Peuco es una deuda de reparación que han prometido varios gobiernos y es de esperar que esa palabra empeñada se cumpla”. El congresista Jaime Naranjo, expresó: “Creo que hay una demanda social y de justicia en materia de derechos humanos que hace imprescindible abordar este tema, de tal manera que yo llamaría al Gobierno a abordar esta situación porque creo que sería lamentable que estas personas que cometieron crímenes de lesa humanidad, hace 50 años atrás, sigan gozando de privilegios carcelarios que son una bofetada en la cara de los familiares de los detenidos desaparecidos, de los ejecutados políticos, de los exiliados y de tanta gente que fue torturada durante la época de la dictadura militar”. Pedro Browne, ex diputado de Renovación Nacional (RN), colocara en Twitter: “¿Cómo se puede justificar que condenados por crímenes de Lesa Humanidad durante una Dictadura tengan un trato preferencial? Por qué el Estado debería mantener dicho privilegio?”.

En noviembre del 2022, la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó con 67 votos a favor la moción de los diputados Carlos Bianchi, René Alinco, Jaime Araya, Marta González y Héctor Ulloa para reestructurar y cambiar el acondicionamiento y el funcionamiento de esa cárcel especial, sobre todo pensando en que allí llegaran delincuentes comunes. Pero en el Poder Legislativo hace tiempo que el tema no se aborda y estaría archivado.

El único momento en que se dio alguna señal desde La Moneda, fue cuando el Presidente Gabriel Boric declaró que “las cosas no se anuncian, se hacen”, ante una afirmación de la ministra de Defensa, Maya Fernández, en entrevista en El Mercurio, de que “el penal especial de Punta Peuco no debe continuar”. 

Como sea, de acuerdo a abogados consultados, el Presidente de la República, mediante un decreto, y en trámite del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, puede determinar el cierre de Punta Peuco y se pueden efectuar cambios y reestructuraciones en el sistema carcelario. “El cierre, modificación, reestructuración de cualquier cárcel en potestad del Ministerio, del Gobierno”, dijo un jurista consultado.

Se recordó que el ex presidente Sebastián Piñera cerró el recinto especial de detención de exuniformados, Centro Penitenciario Cordillera, y argumentó la necesidad de respetar “la igualdad ante la ley, la seguridad de los internos y el normal y más eficiente funcionamiento de Gendarmería”.

Por cierto, agrupaciones de antiguos oficiales de las Fuerzas Armadas y Carabineros, familiares de los represores y abogados ligados a los militares, llevan años oponiéndose al cierre del penal e inclusive llegan a sostener  que llevar a los exuniformados a recintos del sistema carcelario sería una violación a sus derechos humanos.

La pregunta que salta es, ¿si Piñera cerró Cordillera por qué Boric no podría cerrar Punta Peuco?

En el Gobierno es un tema que se maneja con discreción y se seguiría la línea del mandatario en cuanto a que más que hablar, hay que tomar decisiones. Pero la incertidumbre persiste respecto a si se cerrará o no Punta Peuco en el marco de los 50 años de la asonada golpista.

La búsqueda de restos de más de mil detenidos desaparecidos

Otro tema de tensión que se apareció este año, a medio siglo del golpe de Estado, tiene que ver con la posibilidad de dar pasos concretos para hallar los restos de mil 159 chilenas y chilenos, detenidos desaparecidos, quienes fueron arrestados, torturados, ejecutados y hechos desaparecer por integrantes del Ejército, la Armada, la Fuerzas Aérea, Carabineros y organismos represivos con la Dina y la Cni.

Esa es probablemente una de las consecuencias más dramática que perdura de lo que significó la toma del poder por parte de los altos mandos militares y policiales, con el dato no menor de que si no se encuentran esos restos de compatriotas, es porque las instituciones militares y policiales no han entregado la información necesaria y requerida.

Ahora, por decisión del Gobierno de Gabriel Boric, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, ideó y puso en marcha un Plan Nacional de Búsqueda de Víctimas de Desaparición Forzada en dictadura, colocando expertos y funcionarios al servicio de esa labor, en coordinación con familiares de las víctimas, agrupaciones de derechos humanos y Sitios de Memoria.

Una tarea que puede aparece titánica, teniendo en cuenta la escasa o nula colaboración de las Fuerzas Armadas y Carabineros, con diversos problemas en los procesos judiciales, e información incompleta.

Como ejemplo de las circunstancias que existen actualmente, hay un dato en el documento sobre este plan, donde se señala que “actualmente, en los registros del Programa existen aproximadamente 573 Consejos de Guerra y se encuentra pendiente la respuesta de un oficio dirigido al Ejército de Chile mediante el cual se requirió copia de los expedientes de otros 396 Procesos Militares en Tiempos de Guerra. Existen cerca de 4000 expedientes de procesos militares en tiempos de guerra los que se encuentran en poder del Archivo General del Ejército de Chile, los cuales constituyen una invaluable nueva fuente de información para avanzar en el esclarecimiento de las graves violaciones a los derechos humanos”.

Los ejes del trabajo tienen que ver con participación de familiares en la búsqueda, localización, recuperación, identificación y entrega de los restos a los familiares de las víctimas; creación de registro único nacional de víctimas de desaparición forzada entre 1973 y 1990; recopilación, análisis  sistematización de documentos y archivos que contengan información sobre las circunstancias de desaparición de las víctimas; investigación del paradero de las víctimas y realización de trabajos para recuperar sus restos, identificarlos y entregarlos a sus familiares; investigación judicial por los delitos de inhumación y exhumación de las víctimas.

El asunto que tensiona esta situación, y más al cumplirse medio siglo del golpe militar, es si realmente habrá conclusiones, respuestas, hallazgos, avances, en el destino de los restos de más de mil chilenas y chilenos.

Las quejas y distancias de las FFAA y Carabineros

Los 50 años del derrocamiento del Gobierno del Presidente Salvador Allende es una efeméride complicada y cuando menos incómoda para las Fuerzas Armadas (FFAA) y Carabineros. Fueron sus altos mandos y tropas los protagonistas del suceso. Es así que todo está indicando que los altos mandos del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y Carabineros quieren mantenerse a la distancia de la conmemoración y no realizar gestos ni actividades en torno de la fecha. Es más, pareciera que lo que desean es que la fecha pase lo más rápido posible.

Extraoficialmente se sabe, de partida, que ven con malos ojos el cierre de Punta Peuco, aplican el criterio de que no tienen nada que reportar respecto a los más de mil detenidos desaparecidos, cuestionan que recintos militares donde se torturó, se detuvo ilegalmente y se ejecutó a ciudadanos, sean declarados Sitios de Memoria, y estarían por sumarse a la tesis de “no volver al pasado” y “mejor mirar al futuro”.

Esto está generando tensiones y nerviosismos en la relación de los comandantes en jefe con las autoridades del Ministerio de Defensa. 

En esa línea, de acuerdo a lo que comenta extraoficialmente, en La Moneda quieren mantener mucho cuidado frente a los comandantes en jefe y evitar que se gatillen conflictos que trasciendan y generen algún problema político. Según fuentes gubernamentales, el Gobierno no pondría objeción en cuanto a que las FFAA y Carabineros se mantengan al margen de actividades de conmemoración del cincuentenario del golpe militar.

En estas semanas, como botón de muestra, se conocieron las versiones de enojo del Ejército -acompañadas de incomodidad en las otras ramas de las FFAA- por la declaración de Sitio de Memoria del Regimiento Nº23 de Copiapó. De acuerdo a versiones periodísticas, el propio comandante en jefe del Ejército, Javier Iturriaga, habría expuesto la disconformidad con esa decisión del Consejo de Monumentos Nacionales, y se habría esgrimido que aquello dejaría a ese Regimiento “expuesto en términos de seguridad e inteligencia” y no sería conveniente que el recinto militar se convirtiera en un espacio de visitas y actividades de civiles. Como está ocurriendo en otras situaciones, desde el Ministerio de Defensa no hubo una declaración formal ante la situación, pero el ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Jaime de Aguirre, sostuvo que “no veo cómo esto atente contra la seguridad del Regimiento, y creo que se está armando un tema -no voy a decir artificial- que está fundado sobre bases que habría que conocer mejor”. La presiones del Ejército llevaron a que estén convocados al Senado la ministra de Defensa, Maya Fernández, y el propio De Aguirre.

Por cierto, el Regimiento N°23 de Copiapó fue utilizado entre 1973 y 1976 como centro clandestino de detención, de tortura y de ejecución de ciudadanas y ciudadanos, al igual que decenas de otros recintos militares y policiales. Tal es así, que la información oficial registra 90 unidades militares y policiales declarados Sitios de Memoria porque allí se violaron los derechos humanos y civiles de miles de compatriotas. Esa situación, como colocar placas conmemorativas en cuarteles de las FFAA y Carabineros, quitar monumentos alusivos al golpe de Estado y a golpistas como Augusto Pinochet, José Toribio Merino y César Mendoza, han causado molestia en el ámbito de las ramas castrenses y de la policía uniformada. También se ha querido evitar la divulgación de documentos emanados incluso de los propios militares sobre los sucesos del 11 de septiembre y el período del régimen militar.

En una entrevista a El Mercurio, el jefe de la Armada, Juan Andrés de la Maza, hablando de los 50 años del golpe de Estado, declaró que “no hay que quedarse anclados en el pasado. Veamos esto como idea de futuro. Acá los que estamos somos gente que prácticamente no vivimos ese episodio”. Planteó “ir cerrando, de a poco, el capítulo, en la medida en que se pueda, entendiendo lo que vivieron algunas personas”…

Negacionismo y distorsiones

“No tengo por qué pedir perdón por la obra del Gobierno militar” expresó en una entrevista el excandidato presidencial de ultraderecha, José Antonio Kast, en la línea de ese sector y de la derecha chilena, en cuanto a no reconocer o relativizar lo que fueron las violaciones a los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad y atentados a la democracia que ocurrió desde la asonada militar y durante la dictadura civil-militar. Desde agrupaciones de derechos humanos, sectores progresistas y de izquierda, desde organizaciones sociales, se ha denunciado en estos meses que la derecha, la extrema derecha, la familia militar y esferas académicas conservadoras, se apuntará a tesis negacionistas respecto a lo ocurrido el 11 de septiembre de 1973 y los años del régimen militar.

En esa lógica, centros de estudio, medios de prensa, universidades, legisladores, partidos políticos, están instalando más el análisis de los tres años del Gobierno de la Unidad Popular que el suceso del golpe de Estado de 1973 con todas sus consecuencias y desde ahí establecer “la responsabilidad compartida” respecto el episodio golpista. La idea es no meterse directamente en el suceso puntual que se conmemora. “Nos quieren llevar a discutir lo que pasó con el Gobierno de Allende y no tratar el hecho concreto que fue el golpe de Estado, con sus promotores y actores”, comentó una legisladora.

Al mismo tiempo, se quiere evitar el análisis y recuento de lo ocurrido hace 50 años, planteando, primero, que “eso divide a los chilenos”, segundo, que “no debemos quedar anclados en ese pasado y debemos mirar el futuro” y tercero, que establecer hechos de lo acontecido es sostener “una verdad oficial” que no es conveniente.

En esa línea, por ejemplo, la actual consejera constitucional y presidente del grupo de derecha Evolución Política (Evópoli), Gloria Hutt, planteó que “a nosotros nos gustaría mucho más que esta conmemoración de los 50 años fuera un punto de encuentro y fuera una instancia para cerrar heridas y divisiones, para volver a conversar como ha ocurrido, por ejemplo en el acuerdo por Chile y que estuvimos en una mesa todo el arco político y hubo una armonía muy grande en la conversación”. Y el expresidente Sebastián Piñera sostuvo que “ante esta conmemoración hay dos caminos: revivir los mismos odios, o aprender de esos errores y buscar acuerdos para avanzar hacia un futuro”. Indicó que generaciones que vivieron el golpe y la dictadura “no tenemos derecho a transmitir a las generaciones futuras nuestras propias divisiones”, ni tampoco revivir odiosidades”. 

También se está apelando a una suerte de relativización de los sucesos, aduciendo que informar y entregar antecedentes de los 50 años del golpe puede apuntar a “establecer una verdad oficial” y que todavía hay que transitar más tiempo para concluir sobre ese suceso y lo ocurrido durante la dictadura. El propio Piñera indicó que “no pueden haber verdades oficiales” y apuntó a que en este conmemoración se está partiendo “con un grave error, porque da la impresión que la democracia se derrumbó el 11 de septiembre del 73 y venía de muchos antes”. 

Es en este marco que partidos y grupos de extrema derecha y de la derecha, la familia militar, entidades de exuniformados, asociaciones de empresarios, están planeando realizar conferencias y actividades para reivindicar lo que definen como “pronunciamiento militar” de septiembre de 1973, defender el actuar de las FFAA y Carabineros y destacar “la obra” del régimen militar y particularmente el desempeño del dictador Augusto Pinochet.

Todo lo cual se agrega a los evidentes puntos de tensión que se originan en torno de los 50 años del golpe de Estado.

fuente: elsiglo.cl

Era 1973 hoy en 2023, el lado oscuro de la Luna, sigue brillando

Por: Claudia Arellano Ga.
 
Crecer en medio de vinilos, en medio de cambios culturales, sociales y una enorme violencia humana, hace que todo se vea más oscuro, pero sin duda la música siempre resulta una caricia para los sentidos, han pasado 50 años desde que se lanzó por primera vez el álbum The Dark Side of the Moon; por aquellos años en pleno 1973 arribó a México el primer avión con ciudadanos chilenos, quienes buscaron asilo político en la embajada mexicana tras el golpe de Estado, también es el año en que en Washington D. C. (Estados Unidos), el republicano Richard Nixon jura su segundo mandato como presidente y fu expulsado en 1974 por el escándalo Watergate.
 
En Argentina Juan Domingo Perón regresa, tras dieciocho años en el exilio. En cercanías del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, durante la bienvenida al líder, sucede la masacre de Ezeiza: francotiradores disparan contra peronistas de izquierda, matando a por lo menos 13, e hiriendo a más de 300, un año de sucesos, un año en que sale a la Luz el Lado oscuro de la Luna, hoy 50 años después la banda está lista para un festejo para verdaderos fans que será de impacto.
 
"Us and Them" (Nosotros y Ellos), todos quienes han tenido la maravillosa oportunidad de conectar con este material podrán ser testigo de este festejo, en un año en que la historia se sigue repitiendo un año en que esos temas siguen más vigentes que nunca, su sonido igual de fresco y las letras igual de lapidarias, lo único que ha cambiado son los personajes, otros dictadores, otras guerras, otras masacres otros “Nosotros y ellos”, sí otra forma de escenificar la canción y sencillo de Pink Floyd presente en el álbum The Dark Side of the Moon que fue escrita por Rick Wright y Roger Waters y cantada en el disco por David Gilmour y Wright.
 
El tema del álbum es la canción más larga con sus 7 minutos y 51 segundos. En directo su duración varía desde más de ocho minutos hasta poco más de uno.
 
Recordemos que fue originalmente escrita para la banda sonora de la película Zabriskie Point, pero el director Michelangelo Antonioni la rechazó porque casi no se parecía a canciones del estilo de "Careful with that Axe, Eugene". Fue incluida en el álbum conceptual The Dark Side of the Moon y en el recopilatorio Echoes The Best of Pink Floyd, aunque con un final diferente, puesto que en su edición original la canción empalmaba con la siguiente en el disco ("Any Colour You Like"). No obstante, en Echoes esta canción aparece con un final al piano que introduce al oyente en "Learning to Fly", la siguiente en la lista de canciones del recopilatorio.
 
Us And Them es una letra que hace referencia a lo absurdo de la guerra, los prejuicios y el materialismo y lo contrasta con la falta de perspectiva de la humanidad. Esto se cristaliza en una persona ocupada que pasa por la calle frente a un anciano sin hogar que muere por "el precio de un té y una empanada" y eso es solo una ínfima parte del magistral álbum que será reeditado y lanzado para el gran festejo que por cierto ya está causando polémica.
 
Además la agrupación tiene planeado lanzar un libro titulado Pink Floyd – The Dark Side Of The Moon: 50th Anniversary, con imágenes especiales creadas en colaboración con la fotógrafa Jill Furmanovsky, además de desempolvar algunas fotos inéditas tomadas durante las giras del Dark Side Of The Moon entre 1972 y 1975.
 
Además Pink Floyd ha invitado a los jóvenes animadores y diseñadores a crear vídeos musicales para cualquiera de las canciones del álbum como parte de un nuevo concurso. Sus participantes pueden postular hasta 10 clips, solo uno por canción de la lista de canciones, y sus ganadores serán elegidos por expertos, entre ellos Nick Mason, el baterista de la banda, junto a su director creativo Aubrey ‘Po’ Powell, y el British Film Institute (BFI). Las candidaturas se pueden presentar hasta el 30 de noviembre de este año.
 
Los seguidores también podrán disfrutar del álbum en proyecciones que ofrecerán los planetarios de todo el mundo, recordando que Pink Floyd ofreció exitosos eventos de observación de estrellas en el Planetario de Londres en 1973. La banda ha dividido el espectáculo entre las 10 pistas que forman al álbum, cada una con un tema diferente, ofreciendo un recorrido visual de la historia de la agrupación, todo ello saldrán a la venta el 24 de marzo, según datos de su página oficial.
 
fuente: contrareplica.mx
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