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Equipo Radio Matilde

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Patricio Manns y Horacio Salinas: Inti-Illimanns

Una conversación cifrada en 1997 con los cantautores Horacio Salinas (Inti-Illimani Histórico) y Patricio Manns, y un recorrido por la trayectoria que los unió históricamente. 

1967. Chile era gobernado por los democratacristianos con Eduardo Frei (el padre) a la cabeza y en la Universidad Técnica del Estado, algunos alumnos repartidos por las ingenierías, sacaban lustre a sus instrumentos: Jorge Coulon, Max Berrú (ecuatoriano), Horacio Durán, Ernesto Pérez de Arce y Horacio Salinas. Cultivan desde muy pronto un virtuosismo instrumental que avala a Horacio como un compositor y arreglista de excepción. El folclor andino y americano será el centro de gravedad de su música en esa primera época. Participan en la campaña presidencial y parlamentaria en apoyo a la Unidad Popular.

En 1971 graban para el sello Dicap (Difusión del Canto Popular, de las Juventudes Comunistas de Chile) el álbum “Canto al Programa” de Sergio Ortega y Luis Advis. El mismo año aparece “Autores chilenos”, con arreglos para canciones de Violeta Parra y Víctor Jara. De 1972 es el “Canto para una semilla” con música de Luis Advis, Isabel Parra en la voz, y Carmen Bunster en el relato. En este año quedará definida la formación base de los Inti con la salida de Pérez de Arce y el ingreso de José Seves y de Marcelo Coulon. Decimos “base”, porque serán varias más las personas que integrarán el Inti en los años siguientes y en distintos momentos. Ya en esta época Inti-Illimani logra dar forma musical a su tiempo -como después lo harán con el aliento caliente de la dictadura.

Y, ¡cómo no!, el exilio. Se quedarán en Italia. La situación existencial de los músicos sumada al cambio de ambiente humano y artístico, lejos de aplastarlos, los impulsa a nuevos tipos de composiciones, con un dominio instrumental cada vez más refinado.

En 1981 graban “Palimpsesto”, que incluye el “El mercado de Testaccio”, clásico absoluto de los temas compuestos en el exilio, y “Palimpsesto”, con letra de Manns. En 1985 aparece “De canto y baile” con la “Cantiga de la memoria rota”, nueva colaboración con Manns. El Inti-Illimanns ya hacía historia.

Manns sigue viviendo en Francia, pero los Inti han vuelto a Chile, y se han retirado del grupo dos irremplazables: Max Berrú y José Seves. Y han llegado Efrén Viera (cubano), Pedro Villagra, Jorge Ball (reincidente en Inti-Illimani y venezolano), y la nueva, joven voz de Daniel Cantillana. Nuevos instrumentos, nuevas voces... la marcha sigue su rumbo, ahora con un retorno creador a las raíces del canto popular americano, al bolero, a los corridos, al vals peruano, a la cueca.

El último álbum de los Inti, “Amar de nuevo”, trae siete nuevas letras de Manns. “Amar de nuevo” se llama el disco, y como siempre con ellos, el amor es amor a una mujer, como es amor el amor a un pueblo.

Individualmente, Horacio también ha compuesto música para series de televisión (Al sur del mundo) y para películas (“Los agentes de la KGB también se enamoran”, “El húsar de la muerte”), de la que han surgido temas revisados por Inti-Illimani.

Manns asoma a las 11.30 de la mañana con la cansada resaca de dos semanas de charlas, firmas de su último libro (El corazón a contraluz) y conversaciones de pasillo en la Feria del Libro de Santiago. Lo esperamos en el living junto a su compañera, férrea compañera, Alejandra, y Horacio Salinas. Manns está algo disfónico, resfriado, pero a medida que la conversación avanza y llega sangre a los recuerdos dormidos, las voces se van haciendo más claras, más vivas; tanto, que se cruzan, se interrumpen, se apoyan, se corrigen, se burlan. Bueno, los tipos se conocen desde hace mucho, y mucho han hecho en toda esa amistad.

¿Cuándo el texto llega a sus manos condiciona mucho la creación de la música?

H.S.: Ahí yo creo que hay una parte como misteriosa; nunca he logrado detenerme a pensar cómo funciona, pero me da la impresión de que a mí inmediatamente leyendo un texto descubro qué estilo y qué música encierra el texto; bueno, de repente hay palabras, hay dos palabras que hacen un ritmo que me sugiere inmediatamente un estilo. Por ejemplo, con los últimos trabajos que hemos hecho con Patricio, la idea era hacer casi puros boleros. Entonces, empezamos hacer boleros y de ahí salió “Medianoche”, “Quién eres tú”; quedaron unos textos rezagados, yo hice otros boleros y me siguió mandando textos Patricio con títulos de bolero. Pero, descubrí leyendo que, en realidad, la temática de algunos supuestos boleros tenían más que ver con la temática de los valses peruanos, que son estilos bastante parecidos.

¿Y eso a partir de la temática?

H.S.: Claro. El contenido de los valses peruanos es similar al de los boleros; hay tal vez un énfasis distinto en el enfoque del conflicto amoroso.

¿Menos trágico que el bolero?

H.S.: Yo creo que igualmente trágico, pero hay un testimonio de otra índole, que yo leyéndolo me doy cuenta, pero... (entra Manns al living; saludos y abrazos). Manns, ¿qué es más trágico un vals o un bolero?

P.M.: El bolero.

H.S.: El bolero es más trágico (dice con cierta duda).

P.M.: Sí, cuando se hace trágico.

H.S.: ¿Y Ódiame con piedad, yo te lo pido?

P.M.: No sé, el vals es un poco más liviano.

H.S.: ¿Como ritmo?

P.M.: Sí.

H.S.: Ah, bueno, claro, es mucho más barroco, musicalmente, el bolero.

¿Cómo fue que empezaron a trabajar juntos?

H.S.: Voy a hablar yo primero, Manns, porque te noto ronco. Fue con “Vuelvo”, el año 77 ó 78, en Roma. ¿Por qué? Fue la primera vez que estábamos decididos a hacer algo.

P.M.: Yo vivía en París y los Inti-Illimani decidieron invitarme para participar en su disco. Me incorporé a los ensayos de ellos y me gustaron las músicas que habían. El Loro (Salinas) tenía varias. Hicimos “Samba Landó”.

H.S.: “Vuelvo” y “Retrato” fueron las primeras canciones que hicimos. Ahora ¿por qué? Porque nos conocíamos del año ñauca con Patricio, de la época del “Sueño americano”. Estamos hablando del año 67.

P.M.: De antes, porque yo lo había escrito el 65 y ese año nace la Peña (de los Parra), en Carmen 340. Yo recuerdo que una vez recibí invitaciones, por ejemplo, de la Universidad Técnica del Estado; era como a las 11 de la mañana y el Loro, que no formaba parte de ningún conjunto, tocó dos piezas de guitarra de Fernando Sor, abriendo el concierto para que yo después tocara mis canciones. Esa fue la primera vez que vi al Loro. Hasta tenía pantalones cortos. Era muy chico el Loro.

H.S.: Tenía catorce años.

P.M.: Conversamos muy poco, porque tenía cantar, explicar las canciones. Después tomamos como hábito ir a jugar fútbol: la Peña (de los Parra) contra la (Universidad) Técnica. En la Peña jugaban algunos Quila (payún) que andaban sueltos por ahí. Ganábamos siempre por goleada.

H.S. Porque tú jugabas al arco (comenta entre irónico y halagador).

P.M.: Yo jugaba al arco (ríe complaciente y autocomplaciente).

Entonces, la primera canción que hicieron juntos fue “Vuelvo”. ¿Qué dificultades tuvieron al hacerla?

P.M.: Bueno, ninguna; creo que la hicimos en media hora.

H.S.: Nosotros estábamos ensayando; vivíamos en varios departamentos, uno arriba del otro, eran tres pisos, y yo tenía esta melodía, esta canción con un texto de Aquiles Nazoa y haciendo un alarde de destreza, el Manns dice: “Ya, yo vuelvo en media hora”.

P.M.: En el otro piso tenía una máquina de escribir.

H.S.: Y, efectivamente, en media hora traía el texto casi sin ninguna corrección.

P.M.: Otras han costado más. En “Cantiga de la memoria rota”, el Loro había compuesto sobre un poema de Aquiles Nazoa. Ese texto es “Dedicatoria de un libro”.

H.S. (refrescado de memoria): Ah.

P.M. (dirigiéndose a Horacio): De ahí hiciste tú la música inicial de Cantiga. (Ahora a nosotros) Entonces, me llama por teléfono a mi casa, en Francia, y me dicta la música, así: la la la la lala lala..., y yo lo voy anotando como en morse, con rayitas cada sílaba. Hice el texto; llamo al Loro y le digo: “Aquí va el otro texto”. El Loro me llama y me dice: “Este texto es demasiado bueno para que lo tenga con la música anterior”. Y le hizo otra música. Y se dio que en ese disco aparecen las dos canciones: “Cuando yo digo el nombre de María” [Dedicatoria de un libro], con el texto original de Nazoa y la música que el Loro le hizo, y “Cantiga de la memoria rota”, que pueden ser exactamente intercambiables, tanto en texto como en música.

¿Cuáles son las particularidades de un texto de canción?

P.M.: Tenemos una discusión con (Gabriel) García Márquez sobre eso; él me dice: “Yo escribo siempre hacia la derecha y el poema se escribe siempre para abajo”. Esa es su concepción de lo que es una novela y lo que es un verso. Y para abajo, yo no puedo escribir; yo escribo para el lado. Yo anoto con rayitas las sílabas y el método no falla, yo no necesito conocer la música. Suponte: ta ra ra ra ra papa papam. Cada nota es una raya, por lo tanto, cada nota corresponde a una sílaba. Con Horacio hemos hecho como 50 canciones. Y no me quiere dar la música del “Húsar de la muerte” (música que Horacio Salinas hizo para la película muda de Pedro Siena); podríamos hacer una cosa preciosa.

H.S.: Yo creo que musicalmente no hay mucha diferencia en mirar un poema y mirar un texto de canción. A mí se me plantea primero el problema de no violar la estructura que..., (retrocede y replantea) me ha sucedido a veces que leyendo poemas o texto que me ha propuesto Patricio, la idea que nace musicalmente no abarca todo el texto, no lo viste completamente. En esos casos, hay soluciones que otros colegas ocupan, como pegarle unos cortes, acomodar un poco el poema a la música, y esa solución a mí no me...

P.M. (interrumpiendo): Pero, es válido eso.

H.S.: Claro, es válido, pero también habla de una operación incompleta. Para mí, la mayor satisfacción es cuando a poemas, a veces de estructura complicada, logro descubrirle la totalidad de la música que tienen, la musicalidad completa del poema. Es el caso de “Sensemayá”, que tiene una estructura bastante complicada, pero donde la música fue respetándola completa. En el caso de las canciones con Patricio, lo que a mí me gusta mucho es el desafío de plantearme el no tener que pedirle a Patricio que cambie esta palabra, porque..., o alarga o acorta, sino que tal cual pensó la historia, respetando los acentos, coherente con cómo fue concebido el texto. Yo he ido cultivando una cierta intolerancia hacia otros textos y esto hace que yo no componga muchas canciones con otras propuestas, lo que no es sinónimo de menor valor. La verdad es que cómo enfoca las historias y cómo usa el idioma Patricio es algo que a mí y a nosotros, el grupo, nos produce una simpatía total. Creemos que la manera de hacer canciones de Patricio calza perfectamente con la estética que hemos ido encontrando.

P.M.: Tomen en cuenta que son canciones pensadas para música; yo no uso nunca el verso libre para ellas. Él (Horacio) no podría ponerle... o sea, puede, pero saldría una canción a lo Juan Orrego Salas, sin que Juan Orrego Salas sea un carajo o una porquería ni mucho menos. El “Memorial de Bonampak” es verso libre; en esa trampa no lo quiero meter al Loro. Le costaría mucho hacer una cosa que tenga un endecasílabo, después un pie cortado, después otro endecasílabo, un alejandrino, y que el verso vaya pa'l lado de una manera irregular. Con él, uso la rima, sea asonante, sea consonante, y la uso porque la canción la necesita; una canción muy corta necesita de la rima, algo sonoro al oído. Yo pienso un poema muy distinto de cómo pienso las canciones que le doy a Horacio. Él es capaz de hacer una obra sinfónica del “Memorial de Bonampak”, pero no cumple con el objetivo de la canción. Yo hago una clara distinción en lo que es una canción, llamémosla popular, de tres minutos, y lo que es el verso libre, que me permite hacer, qué se yo, cuatro páginas, desarrollar un poco más la idea. Y la otra cosa son los acentos que le pongo al Loro y que son acentos bien específicos, trabajo mucho yo con los acentos y que le ayudan a musicalizar. Vean: Vuelvo, her-mó-so, vuelvo tiér-no, vuelvo cón, ahí tiene acento, vuelvo con mi espera-dú-ra, los acentos van puesto de tal manera que es casi musical, la fraseología, diría yo.

¿Usted va contando eso o le sale naturalmente?

P.M.: No, no, no, hay que pensarlo, todo esto hay que pensarlo.

H.S.: ¿Esa es la prosodia?

P.M.: Claro (piensa, confirma en los sesos y reafirma lentamente), se llama prosodia eso.

H.S.: Yo, en general, leo el texto de punta a cabo y lo que hago inmediatamente es hacerle la música en un lapso de tiempo que es muy breve; pero, a veces el ritmo de las dos primeras frases me sugiere inmediatamente (la música), que es lo que sucedió con “Medianoche”: Ven a besar conmigo en doce copas; hice inmediatamente la melodía de ese bolero.

P.M.: Curiosamente ahí no utilicé los acentos, sino la tersura de la frase; debe haber un par de acentos, pero me gustaba jugar con el número doce, toda esa la canción la compuse con el número doce: doce copas, doce copos, medianoche, doce campanas, etc.

Patricio Manns dice que la música es matemática. Usted, Horacio, ¿comparte esa idea?

H.S.: Sí, bueno, claro.

P.M.: Todo se debe aceptar: si yo demuestro que si está medida...

H.S. (citando pícaramente una línea de un ensayo de Manns, “Los problemas del texto en la Nueva Canción”): transida por la emoción, la matemática transida por la emoción.

P.M. (reafirma, atajando cualquier ironía siguiente, con el humor difuso de quien se sabe sobre un punto comprobado): Es la matemática transida por la emoción. (Continúa el primer discurso) Si está medida en números, es por alguna razón. ¿Por qué se llaman los compases 3/4, 6/8? El Loro debe saber eso. Los compases son estrictamente matemáticos.

H.S.: La música es un gráfico de intensidad sonora versus tiempo.

Y cuando usted compone, ¿qué tiene que ver la matemática?

H.S.: Ah, yo creo que ahí hay un instinto. A mí me encanta la matemática, tengo mucha curiosidad por las ciencias, soy de alguna manera astrónomo, (dudando) ¿cómo se llama?: astrófilo. Me interesa ese mundo. Pero, yo creo que el problema en el caso de la..., lo que a mí me resulta bastante fácil al trabajar con Patricio es que, si la matemática es de alguna manera un equilibrio, es una propuesta coherente y equilibrada de solución a un problema, en el caso de Patricio yo veo que sus textos tienen de punta a cabo un equilibrio muy robusto. Por tanto, el desafío para mí es buscar también que exista eso, que exista una música que sea como el traje exacto del texto que Patricio propone.

Horacio nos comenta algunas experiencias con el idioma italiano: una canción hecha dificultosamente con José Seves (Una finestra aperta), y las canciones incluidas en una representación italiana de las Bodas de sangre de Federico García Lorca. Y a Manns le preguntamos si había compuesto algo en francés:

P.M.: No puedo, porque yo tengo un castellano muy particular, que me ha costado muchos años llegar a ese punto de dominio del castellano, del idioma. Es demasiado rico mi español al lado de lo que podría yo rescatar (del francés), y además no siempre es traducible la emoción de un francés, o sea, la emoción de un sudamericano es muy distinta a la emoción de un francés. No te olvides de que ellos son racionalistas... la metáfora no existe en... (no concluye la frase, pero se intuye “Francia”) y yo trabajo fundamentalmente la metáfora. Y al Loro le consta: la mitad de mis canciones están llenas de metáforas, que él ha tenido, como puede, ponerle música. En las novelas incluso, donde normalmente, según Borges, no se usa la metáfora, yo la uso. Por tanto, no soy borgeano en ese sentido.

Esa es la voluntad de escribir que usted desarrolla.

P.M.: Es la voluntad de escribir. Eso se llama voluntad de escribir; uno escoge cómo quiere escribir y eso toma mucho tiempo: no se escribe antes de los cincuenta años (sentencia Manns, el novelista).

H.S. (saca un nuevo aguijón bañado en ají y pregunta a Manns, guiñándonos el ojo): ¿Cuál es la diferencia entre tú y Borges, Manns?

P.M. (responde, aunque presienta la broma, porque es un sitio en el que le interesa delinear, separar y concordar territorios, y con Borges): Es que él era estéticamente corto y yo estéticamente largo. Yo escribo novelas de 400 páginas y él escribe cuentos de 20 ó de 10. Pero se demoraba 5 años en un cuento y yo me demoro 5 años en una novela. O sea, los dos trabajamos el lenguaje, (reitera firmando la primera ley de una constitución literaria) trabajamos el lenguaje, de una manera particular, o sea, a hachazos. Yo no permito nada que sea de mal gusto y que no me corresponda. Esa es la razón por la que yo no escribo curado, no escribo con sueño, no escribo cansado; yo necesito de unas condiciones particulares; además, tengo que estar solo.

¿Cómo ve usted ese tema de la sensibilidad, de sensibilizarse para crear?

P.M.: Yo tengo la sensibilidad a flor de piel; no necesito de estímulos. Cuando me emborracho, por ejemplo, lo hago para buscar otro tipo de sensaciones, no para la escritura. La escritura está todo el tiempo en mí, la composición. Yo a veces le digo a la Aleja: “Me chorrea la música, ¿qué hago: paro la novela o escribo una canción? porque me está cayendo una melodía por la oreja, por todos los poros”. Entonces, ella me dice: “Compone, compone, compone, ya, ahí está la guitarra...” La música es una necesidad también, por eso yo nunca he querido dividir mi trabajo en literatura y música.

¿Y usted, Horacio?

H.S.: Tengo que estar en la plenitud de mis sentidos. Además, a mí me pasa algo peor que eso: casi toda la música la he compuesto en la mañana; 8, 9, 10 de la mañana, son las mejores horas.

¿Y qué pasa cuando no hay inspiración?

P.M.: Yo no trabajo con la inspiración; yo trabajo con la cabeza, yo soy totalmente racional, pero no es que busque un momento en que venga el ángel y me diga... (interrumpe Horacio).

H.S.: Yo creo que no hay tanta inspiración, como necesidad. Es decir, yo creo que, por lo menos en mi caso, para mí hacer la música es una necesidad casi biológica; cuando no la puedo hacer, cuando no la hago, es porque no tengo tiempo, porque tengo otras programaciones, (y) me angustio, tengo que hacerla, tengo que vaciarme. Con el tiempo, este es un oficio que se cultiva, y, en realidad, uno está, más que inspirado, está siempre dispuesto a poder hacer algo. Si tú me dijeras: “haz en este momento una canción”, yo no tendría por qué no poder hacerla, que no sea el que tuviera condiciones, entre otras, la de estar solo. Solo y en la soledad uno administra mucho más toda una discusión muy veloz que se hacer consigo mismo, en búsqueda...

P.M.: ...en búsqueda de la frase exacta. Es una discusión que uno tiene, porque se trata de elegir; él puede elegir un acorde u otro, yo puedo elegir un verbo, un adverbio, un sustantivo, un adjetivo u otro. Es una elección que va produciéndose lentamente en la creación: ésa es la creación, no es otra cosa. Nosotros creamos con un instrumento que ya nos ha sido dado: es la palabra en mi caso, es la música en su caso.

Después de unos minutos hablando juntos, que en la grabación es un contrapunto prácticamente indescifrable, Alejandra comenta, pensando un poco en lo confuso del sonido grabado: “Están hablando al mismo tiempo, además”. Manns, el arquero, retruca. P.M.: Y es bonito, porque estamos hablando de lo mismo (Horacio ríe calmamente). Casi, casi somos como clones. Decimos las mismas cosas, porque tenemos las mismas convicciones. Lo tremendo que tengo con él, es la alteridad que existe entre nosotros: uno siendo otro en tanto que otro, pero siendo tan vinculados, tan cerca. Pensamos más o menos lo mismo. Y yo no escogí al Loro ni él me escogió a mí: yo creo que la vida nos juntó, y de pronto descubrimos que era una pareja que funcionaba. Entonces, es un dúo... yo creo que cuando seamos viejos vamos a tener que hacer un dúo.

Un dúo dinámico.

P.M.: No dinámico, ya de vejetes (ríe Horacio ahora con más ganas). Nos gustaría conversar sobre las dificultades que presentaron ciertas canciones. Podríamos partir con el “Equipaje del destierro”, que no tiene una estructura rimada, en el texto, lo que complica su musicalidad.

P.M.: La música procedía de una música para una pieza de teatro que el Loro había escrito para una compañía italiana, pero era una obra más entre otras obras y yo tuve el ojo de descubrir la melodía y la saqué. Ahora, el Loro es muy porfiado, y esto entre nosotros. Yo le dije: “aquí hay una gran canción”. Se demoró diez años en grabarla. Yo la grabé primero, me acompañó él incluso con los Inti; después la asumieron como una realidad que era ya insoslayable y con el éxito que se le conoce. En una gira a Estados Unidos, en cada ciudad donde llegaban, los esperaba un coro de niños para cantarles el (Equipaje)... y además se sabían el texto, que es terriblemente complejo.

¿Cómo surge ese texto? El hablante es interpelado por alguien (“Tú me preguntas cómo fue el acoso aquel que obtuve”).

P.M.: Existen dos versiones: el poema original y el poema que escribí para el Loro, que es distinto, porque el Loro me entregó una música media cuadrada y el otro era en verso libre. Tuve que estirar lo versos hasta hacerlos coincidir. Pero, en sustancia, yo le digo alguien a alguien.

¿Un alguien...?

P.M. (puntual): Alguien. “Tú me preguntas...” no sé qué.

Después de una breve pausa, en que nos recorre a todos en silencio el laberinto de ese tema, Horacio comenta con una admiración tranquila, como basada en una prueba palmaria: Qué lindo texto, ¿no?

P.M.: La gente me pregunta por qué escribimos ese texto, que es complejo y la música, sin embargo, no es tan compleja: pam pam tara rara rara ri ra tata tata ta..., ahí van los acentos, ¿ven?, los acentos están puestos, lo que me facilita mucho las cosas, porque me encantan los acentos al medio de la frase.

Pero los acentos estaban puestos en la música.

P.M.: Los acentos estaban puestos por la música. Entonces, me aproveché del pánico y puse los acentos que había (tararean animosamente los dos la canción). Era un desafío y realmente es una de las canciones más duras de hacer, no era llegar y hacerla. Con el Loro hemos hecho bastantes experiencias juntos, que van de “Medianoche” a esto, muy diferentes; “Medianoche” es suavecita, tierna, lisa, casi sin acentos, y esto es todo lo contrario. Pero, además, vean ustedes lo que es la “Cantiga de la memoria rota” (la tararea marcando los acentos). Serrat me decía el otro día: “Cantiga debe ser una de las grandes canciones latinoamericanas de todos los tiempos”.

H.S.: Debe ser una de las grandes canciones después de “Valdivia en la niebla”.

P.M.: Por lo logrado de la música y lo logrado del texto.

Ampliemos el arco de preguntas. ¿Han analizado juntos una canción o comentado algo sobre un artista particular? Bueno, Violeta, están haciendo algo sobre ella (una suerte de cantata), u otro.

H.S. (después de una pausa, Horacio retoma la iniciativa): Bueno, yo creo que, en general, cuando hablamos de la Violeta, bueno, uno un poco se saca el sombrero por lo que ella hace con la música y con el texto; es un poco lo que uno trata de hacer, digamos, de lograr una comunidad que no haga pensar en ambas cosas de manera disociada; en eso hay una escuela notable de la Violeta, de todo lo que ella significa en cuanto a un gusto, también, por la cultura popular. Yo un poco la veo así. El otro día, en el Arcis (Universidad de Artes y Ciencias Sociales) hicimos, hablando de Violeta Parra, hicimos una audición de discos de ella; además, es muy curioso como es desconocida la Violeta, aparte de “La jardinera” y “Gracias a la vida”. Escuchamos el disco “Toda Violeta Parra”, que saco la Emi en 1962, con canciones muy bien hechas, es decir, son textos tan apropiados a la historia. No es que nos sentemos a escuchar a la Violeta; partimos ya de la base que la conocemos muy bien. Hay un gran respeto al trabajo de ella. Y eso sucede con Serrat, un poco lo mismo. Es tácito que, por lo menos para ambos, Serrat es un gran, gran compositor de canciones y un gran maestro y un muy barroco maestro musical. (A medida que va calificando a Serrat se entusiasma cada vez más) Porque si tú ves cómo él estructura sus melodías, son sumamente complejas y es notable como Serrat es extremadamente devoto de sus textos, sus melodías van absolutamente supeditadas a cómo va contando la historia. Es muy curioso, pero si tú analizas, por ejemplo, qué... a ver... son tan libres las estructuras que va usando Serrat... (queda buscando una canción para ejemplificar).

P.M.: Se ha cambiado como a una especie de antropólogo de la ciudad catalana Barcelona; cómo se comporta el hombre en la calle, lo que se dice, lo que no se dice, también es muy sarcástico, es muy mordaz.

H.S.: Sus melodías son sumamente complicadas, es muy melódico. A diferencia de otros que son más armónicos, que basan más sus estructuras musicales en armonías muy claras. Las canciones de Serrat son una pura melodía, como una culebra. Pero ha ido cambiando en el tiempo, ahora se nota menos melodioso que en sus primeras canciones catalanas y castellanas.

P.M.: Todos hemos ido cambiando.

H.S. (atropellando sus palabras ansioso por ejemplificar el punto anterior): Yo creo que sí, pero, pero yo encuentro más difícil eso, fíjate (tararea larga, largamente “Penélope)” ta ra ra rá, ta ra ra ra ra rara rá... Es muy fresca, todas sus canciones son muy frescas.

P.M.: Tiene líneas melódicas muy precisas.

H.S.: ¡Y las estructuras! Tú escuchas una canción de Serrat de punta a cabo y es un paquete cerrado, estructuras perfectas, digamos, pero extremadamente...

P.M.: ...El cambio de tono que hace un poco antes de que haya un bis.

H.S.: Muy bien.

P.M.: Qué maravilla.

H.S.: Es muy único.

P.M.: Absolutamente. Para mí los cantantes que quedaron de todo este ciclo, en América Latina, son bien pocos, pero ¡pucha! que son buenos.

A ver.

P.M.: Me adelanto a decirte: Chico Buarque, pucha, si uno analiza una obra de Chico, toma cualquier canción; “Construçao”, por ejemplo.

Hemos escuchado la traducción de Daniel Viglietti.

H.S.: ¿De “Construcción”?

Sí, ésa con las palabras esdrújulas al final de cada verso.

H.S.: ¡Ah!, sí, claro.

P.M.: Es difícil que un músico cualquiera haga una canción con esa complejidad y, además, una canción popular, porque es una canción que fue muy popular en su momento. Él va alterando las frases todo el tiempo, casi como el “Ulises” de Joyce (asoma una vez más un referente continuo en Manns), trasladado a músico; va invirtiendo el sentido de las frases, va jugando con las frases, lo que denomina un gran dominio del lenguaje, aparte del dominio musical que él tiene. Y tiene canciones tan tiernas como “Olha María”, que realmente a uno lo sacuden. Y para eso hay que ser un gran autor y un gran cantautor, lo que no ocurre siempre.

¿A quién más nombraría?

P.M.: Me gusta mucho lo de Milanés, un músico notable. Me gusta mucho lo de Silvio; hay que pensar en “Días y flores”, hay que pensar en “Playa Girón”: él llega un día y se presenta al Comité Central de Partido Comunista cubano, y dice: “Compañeros, estoy agusanado”. Entonces, Fidel lo mira y le dice: “Bueno, escoge un castigo para ti, para que no te sigas agusanando”. “Quiero pasar seis meses en el Playa Girón, trabajando como marinero”. Lo han metido al barco y se fueron a Islandia; durante esos seis meses él trabajó haciendo el mismo oficio de los marineros y escribió, entre otras, “Playa Girón”, que es compleja, como son las canciones de Silvio.

H.S.: Claro.

P.M.: Silvio es complejo, no es simple Silvio. Yo no sé de adónde sacó esa popularidad; la gente no sé si ha subido al mismo nivel del autor.

H.S.: Además, tan prolífico que es. Debe tener unas mil canciones (ríe y retoma una frase anterior de Manns). Bueno, y esos pocos, son gigantes de la canción.

Y de los españoles, aparte de Serrat.

P.M.: Está (Luis Eduardo) Aute; tiene muy buenas canciones. Él había dejado de cantar en un momento dado y empezó a pintar y volvió a la canción con “Alevosía”, con mucha más fuerza.

H.S.: Gran tipo Aute.

P.M.: Está Raimon, que hace otro tipo de canción. Lo que pasa es que Raimon está deformado por el hecho de ser profesor de Historia. Él recarga un poco su material hacia ese lado, por deformación profesional. Eso lo ha perdido un poco, pero tiene una gran voz y una gran inspiración. Ahora, insiste en cantar en catalán a sabiendas de que no lo comprendemos realmente en el Sur. Los otros se dieron cuenta y cantan un pedazo en catalán y otro poco en castellano.

¿Hasta qué punto el cantar los problemas sociales quitaba espacio a temas que no están ligados inmediatamente a lo general y que tienen que ver con esferas más personales?

P.M.: Yo nací así, realmente, yo nací así. Yo fui formado en un hogar donde se habló siempre del problema de los pobres. Mi madre hizo todo un apostolado frente a eso, porque era profesora primaria. Se especializó en la recuperación de menores en situación irregular, lo que era peor todavía, porque eran chicos que violaban a la madre, el padre que violaba a la hija, el chico que mataba al padre a puñaladas, etcétera, etcétera, etcétera. Y cuando uno nace en un hogar semejante, ¿qué es lo que haces?, ¿cómo quieres pensarlo?, ¿cómo quieres tomar la vida si te educas así? Además, mi madre era concertista en piano, fue compañera de la madre del Loro en Angol; de ahí viene nuestra relación tal vez. Nuestros padres se conocían, nuestros padres se conocían íntimamente. Ella me lo contó un día, la madre del Loro me lo contó, que eran dos parejas que salían un día sábado a tomarse un trago, a dar una vuelta por ahí, a bailar cueca. Entonces, imagínate, la relación que tenemos con él.

También nos referíamos a la influencia de los cambios geopolíticos en las temáticas de los cantautores más comprometidos.

P.M.: Si “Medianoche”, aparentemente, no dice nada, ahora escribí un bolero que se llama “¿Dónde estás?”, que sí te dice mucho. Y me han preguntado si el bolero puede darse el lujo de cantar a los desaparecidos. Yo digo que sí, que así como el tango se considera que es una obra destinada a cantar a la gente de la noche, el amor en la noche, las medias de la mina, las piernas, los amores frustrados, pero surge “Cambalache”, que no tiene nada qué ver. “Cambalache” es una crítica social a su tiempo, terrible, hasta el punto que las dictaduras argentinas sucesivamente lo han prohibido. Y es un tango a parte entera. ¿Por qué no el bolero? Yo conozco boleros de Los Panchos pidiendo la libertad de Puerto Rico; conozco boleros de Rafael Hernández, incluso Víctor Jara grabó uno que se llama “Lamento borincano”, o sea, de Puerto Rico. Lo han hecho antes que nosotros, como Atahualpa hacía de las zambas: él hacía zambas de amor y hacía canciones comprometidas, como hizo en “El payador perseguido”, donde describe su presidio bajo Perón, sus cinco años de cárcel. Yo creo que hay que experimentar, hay que decir las cosas, hay que utilizar los medios de los que uno dispone para defender a la gente que no tiene nada; ésa es la verdad de las cosas, ésa es la enseñanza fundamental de mi madre.

Y en Inti-Illimani, ¿cómo asumen este cambio, aparente, de las temáticas, cuando las urgencias políticas, que ayer eran clarísimas, hoy siguen siendo necesarias, y quizás más todavía por la negación constante de un problema no resuelto en la política de nuestro país?

H.S.: Pero, fíjate, yo creo que hay una cosa que un poco uno... es decir, yo me pregunto de dónde nace esta necesidad de hacer, por ejemplo, boleros, vals peruanos, rancheras, de tocar otros estilos. Y yo creo que, sin duda, hay cosas que nosotros hemos dicho de una manera que corresponden a una época y que se agotaron también con esa época, la manera en que uno dice las cosas. Tú hablas hoy día con un joven universitario de izquierda y te dice que no están ni ahí ya con las maneras y con los discursos que se arrastran y se arrastran en el tiempo. Yo creo que hay un divorcio muy fuerte entre la percepción que tienen los jóvenes hoy día de cómo hablar acerca de los temas, de cómo cantar acerca de los temas, con lo que existía en el pasado. Pero, si tú miras un poco, uno de los grandes problemas que estamos atravesando y que es un problema muy dramático de este país, es este problema de la identidad. La gente hoy día, más que nunca, anda con los pies muy mal puestos, incluso a veces como flotando, con un sentido de pertenencia a un lugar, a una tierra, que es muy vago; aquí está muy desdibujado el problema de la identidad, que siempre ha sido complicado en este país. Si tú vas a Venezuela, a Colombia, a Argentina, hay mucha más propiedad, hay un orgullo mucho más auténtico de una manera de ser, de una manera de hablar. Y yo creo que algún mérito tiene esta búsqueda de boleros, de rancheras y de vals peruanos, y tiene que ver con eso, tiene que ver tal vez con una urgencia y una necesidad nuestra de sentirnos latinoamericanos, que es, yo veo, una condición que aquí se ha ido perdiendo. O sea, hoy día Latinoamérica está muy lejos de los chilenos; más bien, existe una fuga un poco ridícula de este sentirse latinoamericanos. Hoy día se ostenta toda una postura muy falsa. Yo creo que estas canciones, si tú las ves desde este otro punto de vista, corresponden a una necesidad y a una urgencia a buscar un contenido que nos haga sentir nuestra condición de latinoamericanos.

Y eso podría ser, no te lo digo, pero podría ser, desde el punto de vista, toda esta argumentación, desde el punto de vista político, en realidad, una defensa bastante intachable, digamos, de que es una canción que también tiene y cumple una función política. Pero, yo creo que uno, a lo mejor escondidamente, estas cosas las medita o pasan como un rayo dentro de las inquietudes previas a la creación musical y a la creación poética, pero, en realidad, hay un gusto también más que por eso, por un enorme bagaje de música y de poesía popular y de una manera de ser que es tan únicamente nuestra, los latinoamericanos, el bolero, la ranchera, los vals peruanos, son canciones que unen todo este continente. Entonces, no es justo decir, o es muy superficial, decir: “Ah, ustedes han abandonado los contenidos de las canciones” (dice la frase sonriéndose en el recuerdo de más de algún dedo acusador). No, si el contenido que tienen los boleros y el contenido que tiene una ranchera, son cosas extraordinariamente valiosas si se ven desde el punto de vista de un patrimonio de identidad, que aquí, sobre todo en Chile, está muy desdibujado.

P.M.: Yo pienso, además, que es una experiencia de tipo antropológico, porque, ¿cómo ama el hombre americano, latinoamericano, hispanoamericano? Nunca nos habíamos preguntado por eso. Y yo me acuerdo de que en mi infancia veía en los campos bailar corridos, rancheras y boleros, y eran canciones que hacían suyas, no bailaban otra cosa, no bailaban rock ni mucho menos. Entonces, este canto del amor americano es eso. Por eso yo veía un carácter antropológico, como una investigación: cómo ama el hombre de América Latina, la mujer latinoamericana. Estoy hablando, desde luego, de clases desposeídas y de partida entramos en el tema de nuevo. ¿Cómo se bailan en el campo el bolerito, la rancherita, el corrido, etcétera? Y hemos tenido cuidado de poner en los textos cierta cosa, cierta dosis de ese tipo de cosas.

¿Cómo ven la música chilena actual, los nuevos grupos de rock?

H.S.: Respecto de lo que yo te decía, es muy decidor que tal vez de las cosas más celebradas de Los Tres, sean sus incursiones en cosas típicamente nuestras; yo creo que hay una gratitud de la gente, de los jóvenes, cuando Los Tres incursionan en el mundo popular, en temáticas que son absolutamente del repertorio del folclor del bajo fondo, el Tío Roberto Parra, todo eso. Y esas son las cosas que a la gente le encantan. Ellos conocen harto; lo que trabajaron con la Negra Ester; el Álvaro (Henríquez, vocalista de Los Tres) conoce mucho de eso y lo asume con una gran valoración de algo muy auténtico nuestro. Y la gente no se equivoca. Y ¿por qué tanto? Porque hay que hacer una descripción: porque hay un no saber muy bien con qué material se está moldeando, porque hoy día campean, más bien, aires tremendamente frívolos, andan todos un poco desesperados y entre los creadores también. Yo veo que hay una angustia... está muy desvalorizado el trabajo artístico aquí. Tampoco ha nacido un movimiento que, artísticamente, le dé un ventarrón o plantee algo nuevo. Lo que yo veo es que en parte de los jóvenes hay un tratar de apoderarse de estos lenguajes de la música funk, del rock, de buscar un aire nacional a estas expresiones, como sucedió en Argentina, como sucede de manera bastante curiosa en México, donde el rock ha logrado una expresión típicamente mexicana. Vivimos momentos de depresión musical, salvo Los Tres, que a mí me gustan mucho, y un poco también estos grupos de rap, de música funky, no existe nada me llame mucho la atención.

Ahora, sigo yo pensando que lo que fue el movimiento de la Nueva Canción Chilena, ha sido lo de mayor respiro que se ha hecho en este siglo en cuanto a música chilena, porque se produjo una contaminación de campos muy interesante, entre un mundo que venía de la escuela de la Violeta Parra, al que pertenece Manns, y el mundo clásico. Todas esas grandes obras que se hicieron, la “Cantata Santa María”, “Canto para una semilla”, como el mundo de la música popular que incluyó compositores cultos, académicos, Gustavo Becerra, Sergio Ortega, Luis Advis, Celso Garrido, Juan Orrego Salas. Ese fue un fenómeno muy revolucionario en términos musicales y de grandes obras musicales que van a perdurar.

¿Hasta qué punto se les hace estrecha una forma tan tradicional como la canción?, ¿hasta dónde asume o no las nuevas condiciones creadas por la música académica de este siglo?

H.S.: A mí me sucede que miro con mucha curiosidad, por supuesto, con respeto, ese tipo de expresiones, la música contemporánea, la música serial, la música atonal. Yo creo que uno tiene obligatoriamente que plantearse un gran apertura hacia los estilos y yo creo que de no mediar una especie de vivir de las rentas del pasado en términos artísticos, uno está siempre abierto a todo, incluso a costa muchas veces de ser incomprendido. Y ahí hay toda una gama de posibilidades. Nosotros, por ejemplo, en Roma el año setenta y... no sé si antes de que trabajáramos juntos (con Manns), participamos en el montaje de una obra de un compositor contemporáneo, de Alessandro Sbordoni; él hizo un poema de Neruda, “España en el corazón”; ésta era una obra basada en el uso de la voz, en toda sus posibilidades: cantado, hablado y susurrado. Partíamos todos con un gran grito que decía: “¡¡No han muerto!!” (y Horacio grita). Y después había una sobreposición contrapuntística de unos hablando, otros cantando, otros susurrando (y Horacio susurra) y era una obra muy interesante. Eso fue previo a “Sensemayá”; en “Sensemayá” hay un poco de esa experiencia de usar la voz cantada, hay unos susurros por ahí. Fue muy importante eso. Esa era una obra, además, que tenía un interludio, que era con unos instrumentos nuestros, absolutamente serial, pero era una obra breve y de una comunicación y comprensión muy directa con la gente: cuando nosotros la cantamos y se leyó el poema en italiano, se entendió perfectamente que había una cosa coherente, había una música puesta al servicio de un poema y que tenía mucho qué ver con... a mí me gusta Neruda cuando se hace en ese tipo de aproximaciones musicales, más que a cosas como más vulgares, digamos. Porque es muy complicado; yo siempre he querido hacer algo con Neruda, pero me doy cuenta de que musicalmente corresponde a pensar soluciones distintas a una canción tradicional, por las estructuras, en fin, por el largo de los poemas y porque el contenido de lo que dice también no me parece que se pueda encerrar en una canción de tres minutos.

Mi experiencia es de total apertura. Cuando se habla de las canciones políticas, cuando se habla de la organización de la música contemporánea en las canciones, yo creo que está la gran dificultad de eso hacerlo calzar con las cuentas que uno hace con el arte, en general. Y ahí hay mucho de suerte, mucho de búsqueda y de persistencia en la búsqueda, pero al final hay un equilibrio que la gente, en definitiva, descubre o no. La gente al final dice: “Ah, ya, me gustó, no me gustó, me produjo una sensación o no me la produjo”. Y ése es el gran desafío: de la misma manera que es muy ridículo arrogarse ser un cantor político porque uno menciona la palabra pueblo en una canción; eso no quiere decir nada. La gran dificultad en la actualidad es precisamente decir lo que hemos siempre dicho o lo que se dijo de una manera en una época, decirlo tratando de interpretar, de resonar con lo que la gente espera que los artistas digan.

Quizás las palabras en algo se han gastado.

H.S.: Ah, bueno, absolutamente. Tú dices hoy día: “El pueblo unido jamás será vencido”, que es una frase indiscutible, pero la gente ya lo digirió, lo tragó y seguir insistiéndole en eso, seguir hablando en los términos confrontacionales que correspondieron a una época de mucha confrontación... no, ya hubo una literatura y un estilo que no constituye una novedad para la gente y no constituye, por lo tanto, una necesidad.

Es el mismo problema con la música contemporánea: hay que descubrirla siempre y cuando sea coherente el uso del estilo musical que tú estás haciendo. Yo me dispongo a escuchar música atonal, serial, con la misma curiosidad con que escucho a la Violeta Parra, que cada vez que la escucho me sorprende mucho la audacia que tuvo en su vida musical en un medio absolutamente hostil. Pero las cosas que logró hacer ella...

En la última parte de su creación, especialmente.

H.S.: Uy, la última parte, claro. “El gavilán”, por ejemplo...

P.M. (muy serio): Eso es totalmente audaz.

H.S.: Claaro, eso es notable que lo haya hecho. (Tararea) Paseaba el pueblo sus banderas rojas... tarararará rarararará... es un poema de Neruda (El Pueblo), es decir, chapeau, como dicen los... (franceses), porque ella con mucha inteligencia...

P.M.: Usa ritmos y contrarritmos y los superpone.

H.S.: ¿La han escuchado?

No.

H.S.: Nadie conoce eso; yo creo que la universidad debería hacer una cátedra.

¿En qué consistió ese intento de musicalizar los “Sonetos de la muerte”, de Gabriela Mistral?

P.M.: Yo le propuse al Loro hace tiempo: “hagamos música de esto, una música ad-hoc sobre los tres sonetos, sobre todo el último”. Y el Loro me dice que a él le provoca terror la empresa, porque son tremendos.

H.S.: Ah, sí, claro.

P.M.: Es como para obsesionarse el resto de sus días con eso de “la mano de ninguna bajará a disputarme tu puñado de huesos”.

H.S.: Terrible; ésas son músicas mayores.

P.M.: Claro, son músicas mayores.

(Santiago de Chile, 9 de diciembre de 1997)

fuente:interferencia.cl

Lorena Zambrano: “Vemos a un gobierno muy aislado de lo que está pasando en la región de Tarapacá”

La vocera de la Asamblea Abierta de Migrantes y Promigrantes de Tarapacá, se refirió a los actos de xenofobia y racismo que se registraron el fin de semana en Iquique y acusó a las autoridades de desconocer la realidad que se vive en los territorios y las comunas del norte del país.

En conversación con la primera edición de Radioanálisis, la vocera de la Asamblea Abierta de Migrantes y Promigrantes de Tarapacá, Lorena Zambrano, se refirió a las lamentables escenas que se registraron durante el fin de semana en Iquique con el desalojo de un grupo de migrantes del sector de Plaza Brasil y con la posterior quema de sus enseres que se llevó a cabo por grupos xenófobos antimigrantes.

Consultada por el director de Radio Universidad de Chile, Patricio López, respecto de este tema, la dirigenta social afirmó que “esto viene sucediendo porque no ha habido un control de todo lo que está pasando, vemos a un gobierno muy aislado de la región, no preocupado de lo que está pasando hoy día en las fronteras” y agregó que “hoy de inmigración tenemos que hablar todos, este es un problema que nos compete tanto a la ciudadanía como a las organizaciones migrantes”.

La vocera de la Asamblea Abierta de Migrantes y Promigrantes de Tarapacá sostuvo que “hay que sacar a la luz todos esos mitos mal infundados que se tienen. Nosotros somos realistas en decir que ha venido gente mala, no podemos cerrar los ojos a eso, pero dentro de esa gente mala también hay gente buena“.

Lorenza Zambrano recalcó además que “por una vez las regiones tienen que ser autónomas, también tienen que tener poder de decisión, si le dejamos todo al centralismo por eso estamos como estamos, esperando que siempre Santiago resuelva. Las autoridades y la ciudadanía somos responsables, de una u otra forma, de todo lo que hoy pueda suceder o acontecer”.

En ese sentido, Zambrano sostuvo que “hoy es penoso ver cómo el delegado presidencial nos cita a una reunión hace dos semanas, luego de hacer presión porque como Mesa no se nos había tomado en cuenta, se nos promete que íbamos a trabajar en conjunto para trabajar en una erradicación justa de Plaza Brasil, distribuyendo a esos ciudadanos como corresponde y vemos como en menos de dos semanas surge una orden que proviene de no sé dónde y se los desaloja brutalmente“.

Lorena Zambrano, vocera de la Asamblea Abierta de Migrantes y Promigrantes de Tarapacá (AMPRO Tarapacá).

Al respecto, la dirigenta social recalca que “este es un problema que debemos afrontarlo desde todos los puntos de vista, aquí nadie tiene la razón. Acá hay que trabajar con la comunidad porque no se puede dejar a todas las personas fuera de lo que pasa hoy en la región. Acá hay una migración diversa pero, lamentablemente, se situaron en un lugar a plena vista pública. Matándonos entre nosotros mismos no es la solución, el temor como migrante que siento hoy al caminar y creer que alguien me va a agredir jamás lo había sentido, yo también me he esforzado mucho trabajando y entiendo que da rabia que otros se aprovechen, pero enseñemos, reeduquemos, estamos a tiempo porque nada es imposible”.

La representante de la Asamblea Abierta de Migrantes y Promigrantes señaló que “llevamos años en mesas de trabajo sin soluciones, acá ya no estamos para volver a reunirnos, tomarnos una foto. Acá hay que salir a la calle, ver las necesidad y dar todo lo que se pueda para abordar esta situación”.

Finalmente, Lorena Zambrano puntualizó que “lamentablemente la xenofobia, la discriminación y el racismo que se vio el pasado sábado, así como cuando llamamos a salir a la calle a marchar por una nueva constitución, hoy con tristeza nos sentimos de luto por toda esta gente que vimos marchar en esas fechas al lado de nosotros, hoy llamando a matar, llamando a quitarles a los niños y enfrentando a la misma ciudadanía a que se les saque brutalmente con odio indescriptible y eso no puede suceder”.

En esa línea agregó que “el forastero es querido cuando logra traer recursos a los países, pero el forastero no es querido cuando pide ayuda, cuando suplica que no se lleven a sus hijos, que golpean a las madres en estado de gestación, cuando ellos que dicen proteger a toda la ciudadanía son incapaces de mover un dedo para ayudar. Siento una decepción total de todas esas personas que decían ser nuestros amigos y que hoy día hasta los hemos bloqueado, de cómo se transforma la mente y el ser humano por no entender y es al gobierno al que tenemos que emplazar, son las autoridades a las que deberíamos dirigir esa rabia y el rencor, pero no hacia esas personas que duermen en carpas y que no tienen a dónde ir”.

fuente:radio.uchile.cl

RECADO AL EMBAJADOR DE VENEZUELA EN CHILE stars

Querido compatriota Arévalo Méndez Romero,

Embajador de la República Bolivariana de Venezuela.

Mi vergüenza e indignación por lo ocurrido en Iquique es tan grande que me cuesta expresar mi repulsa con serenidad

Quienes fuimos inmigrantes en Venezuela, acogidos por la hospitalidad de sus autoridades y su pueblo, aprendimos a querer y respetar a su país, su historia y su hermosa cultura. Mi experiencia de más de cinco años en Venezuela, fortaleció los valores latinoamericanistas que me identifican con la revolución bolivariana.

Más de 200 mil chilenos migraron -o fuimos expulsados- bajo la tiranía de Pinochet y sus cómplices militares y civiles. La mayoría fue a México, Venezuela, Cuba, Argentina, República Democrática Alemana, Francia, Suecia, Canadá, etc. Muchos chilenos hicieron nido en esas tierras y ellos, sus hijos y nietos son ciudadanos de esos países.

Chile, compatriota embajador, es un país receptor y emisor de migrantes. Nuestro mestizaje es un torrente de sangre mapuche, española, alemana, italiana, croata, palestina, libanesa, judía, china, japonesa, francesa, suiza, inglesa, peruana, boliviana, etc.

En el siglo pasado más de un millón y medio de chilenos, principalmente de Puerto Natales y Chiloé, trabajaron en las minas de carbón de Río Turbio, en Bariloche y en las industrias de Buenos Aires y otras ciudades de Argentina.

La migración chilena hoy alcanza a más de 650 mil personas que viven, trabajan o estudian en países que les han brindado mejores condiciones de vida. Los migrantes chilenos forman parte del enorme ejército de 281 millones de personas que según la ONU buscaban el 2020 un trabajo para alimentar sus miserias y sueños.

Lo ocurrido en Iquique no es solo la barbarie con seres indefensos que hoy avergüenza a Chile. Es repulsivo también asistir al resurgimiento del ideario más tenebroso que ha conocido la Humanidad: el fascismo. La corrosiva doctrina que costó más de 70 millones de víctimas en la II Guerra Mundial, está dando señales de reactivación en varios países. También ha ganado espacios en la conciencia del pueblo de Salvador Allende, Miguel Enríquez, Raúl Pellegrín y miles de luchadores sociales. Todavía son reductos minoritarios los que agredieron a los migrantes venezolanos. Pero gozan de la protección y aliento de la democracia boba que vive Chile y de los caudales de la oligarquía. Si el pueblo trabajador no despierta de su sopor economicista -para dotarse de una conducción revolucionaria independiente-, Chile quedará otra vez prisionero en la trampa de acero del fascismo. Hablemos francamente: las conciliaciones y regateos que impone la política electoral y la creciente debilidad de la Convención Constitucional, que se achuncha ante el poder financiero y militar de la oligarquía, están asfaltando el camino del retorno fascismo.

Usted, compatriota embajador, que fue cercano colaborador del presidente Hugo Chávez, es testigo que él llamó "compatriotas" a todos los latinoamericanos. Es el apelativo más revolucionario en un continente desmembrado por el imperialismo y los nacionalismos aldeanos. Conservo un ejemplar de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, quizás la más democrática de América Latina, con una dedicatoria que me honra: “Al compatriota Manuel Cabieses con fe y certeza en la victoria de los pueblos. Hugo Chávez Frías. Miraflores,15 de septiembre de 2002”.

Venezuela ha sido el hogar de millones de migrantes. Más de 5 millones de colombianos cuyos hijos hoy son venezolanos. Cientos de miles de portugueses, italianos, españoles, árabes, europeos de variadas nacionalidades, peruanos, chilenos, argentinos, ecuatorianos, cubanos, etc.

A los compatriotas venezolanos que han sufrido en tierra chilena el odio del fascismo, les pedimos que se unan a nuestra lucha contra ese veneno ideológico que amenaza a todos por igual.

MANUEL CABIESES DONOSO

fuente:puntofinalblog.cl

SP, CON TODO CONTRA LOS MIGRANTES stars

Sebastián Piñera dio instrucciones a los responsables del Ministerio del Interior para cumplir su política anti-migratoria. En esa línea, el titular de Interior dijo que “vamos a seguir con los desalojos en todos los espacios públicos que se requiera y vamos a seguir con el plan de expulsiones”. En ese marco se desataron acciones violentas y agresivas de civiles en contra de familias extranjeras. En el exterior se informó de estallido de la intolerancia en Chile.

Equipo “El Siglo”. Iquique. Santiago. 26/09/2021. Sebastián Piñera decidió ir con todo contra los migrantes y Chile exhibió a escala regional y mundial la represión y la violencia contra familias de otros países, con la singularidad -como ocurrió en otras latitudes- de miles de personas organizadas para agredir a migrantes y quemarles sus pertenencias y los enseres de sus hijas e hijos. 

Un rostro promovido desde el Gobierno, la derecha y la ultraderecha, sumando al país a ese fenómeno xenófobo y racista que tiene líderes como Donald Trump y Jair Bolsonaro, evocados por personeros de partidos que respaldan a Sebastián Sichel y a José Antonio Kast. Piñera -que en estos días anda de gira por los países donde sus gobernantes son de derecha: Colombia, Paraguay y Uruguay- dio instrucciones en privado a los responsables del Ministerio del Interior, Carabineros y Ejército, que son los encargados de cumplir su política anti-migratoria.

El titular de Interior, Rodrigo Delgado (militante de la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente, UDI), afirmó que “vamos a seguir con los desalojos en todos los espacios públicos que se requiera y vamos a seguir con el plan de expulsiones”. En efecto, en coordinación con el alto mando de la policía uniformada, Interior instruyó sacar de una plaza a migrantes en Iquique y en otras ciudades del norte del país, y sin que se publique mucho, hay desalojos en calles de Santiago.

El viernes pasado la acción de Carabineros provocó enfrentamientos, conatos, agresiones, heridos y detenidos. Al tiempo que se anunció que en estos días habrá más expulsiones de extranjeros, que elevaría a mas de mil los echados del territorio chileno. Y el subsecretario de Interior, Juan Francisco Galli (militante de la derechista colectividad Renovación Nacional), indicó a la prensa, en la línea de denuncias de criminalización de los migrantes por parte del Gobierno, que “aquellas personas que infrinjan gravemente la ley deben someterse a las consecuencias…”.

Venezolanos, colombianos y haitianos, sobre todo, saben lo que implican esas palabras de uno de los gestores, desde La Moneda, de medidas contra sus familias. Además, Galli, en la línea comunicacional establecida desde el Gobierno con la aprobación de Piñera, sostuvo que las autoridades, dirigentes sociales y representantes de migrantes que reclaman por la represión, la violencia y medidas coercitivas, “son personas que se quieren aprovechar de la visibilidad política” por los sucesos ocurridos sobre todo la última semana.

El alto mando de Carabineros está dedicado a aplicar las instrucciones de desalojo, represión y hostilidad a familias extranjeras, la Policía de Investigaciones lleva a cabo la detención y expulsión de migrantes y el Ejército vigila que no entren por las fronteras terrestres en el norte. Son decenas los testimonios de hombres y mujeres de otros países que denuncian insultos, malos tratos y arbitrariedades de las y los policías de Chile. En este marco, diversas agrupaciones de defensa de los migrantes, legisladores y dirigentes sociales criticaron este fin de semana que Piñera fue a la frontera colombiana-venezolana a incentivar la salida de venezolanos de su país para que vinieran a Chile, y ahora encabeza las medidas contra ellos, lo que volvió a desnudar que su actitud hace un par de años obedecía solamente a presionar y derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro.

Sebastián Sichel, candidato presidencial de la UDI y RN se sumó a la política de Sebastián Piñera ante la migración y expresó que “debe ser legal, ordenada y regular. Tenemos que ser capaces de conseguir ambos objetivos. El Estado debe reforzar fronteras, en especial en puntos de ingreso irregular”. Como lo sostienen desde La Moneda, Sichel puso de relevancia el papel de las policías y los militares. “Debe disponer (el Gobierno) de más tecnología, coordinación y dotación de Carabineros, PDI y Fuerzas Armadas”, sostuvo.

Ataques y violencia contra familias de migrantes En esta política el Gobierno cuenta con el respaldo de las colectividades de derecha, grupos de ultraderecha y xenófobos, y personas que rechazan la presencia de migrantes. Un punto culminante -que nadie puede afirmar que no se repetirá- se produjo en Iquique, donde unas cinco mil personas marcharon en contra de la llegada de familias desde otros países y luego atacaron violentamente a migrantes, les quemaron sus carpas, ropas, comida y hasta enseres de sus hijas e hijos. Esto abrió la puerta en Chile a expresiones de agresión y violencia de civiles en contra de migrantes, con rasgos de turbas racistas, uso de palos, material inflamable y maltrato físico, como sucedió y sucede en ciudades europeas donde esos hechos son impulsados por grupos ultraderechistas, racistas y de supremacía racial. Por redes sociales en Iquique, pero también en Arica, Antofagasta, Santiago, se están organizando grupos anti migrantes, llamando a hacer marchas, manifestaciones, desalojarlos, agredirlos y expulsarlos de espacios públicos y ciudades. Se sabe de agresiones en calles, barrios, plazas, playas, parques y otros lugares donde se instalan o desplazan venezolanos, colombianos, haitianos y peruanos, principalmente. Bajo la consigna de “No+migrantes”, “No+ingresos ilegales”, se están organizando grupos para hostigar, atacar y violentar a extranjeros.

En esta línea gubernamental y el inicio de acciones violentas de civiles, Vanessa González, presidenta de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes declaró que “nos encontramos en un escenario completamente adverso para las comunidades inmigrantes en Chile, donde la deshumanización, la criminalización, la discriminación, el racismo y la xenofobia hacia las personas migrantes y refugiadas ha sobrepasado todos los niveles posibles”. “Estalla la intolerancia” El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) está investigando los sucesos de Iquique. El director del organismo, Sergio Micco, declaró que “estamos pagando los costos de la falta de una política de Estado en materia de migración. Es evidente que si los chilenos y chilenas solamente hablamos de migrantes a propósito de expulsiones y desalojos, esto favorece la xenofobia y el racismo. Por eso demandamos al Gobierno aplicar la Ley de migración de forma inmediata”.

En medio de prensa de México, Alemania, Perú, Venezuela, España, Francia y Rusia, entre otros, hubo titulares y notas sobre lo ocurrido en Iquique y agresiones a migrantes en Chile. En muchos países se vieron las imágenes e informaciones de chilenos quemandos ropas, comida, carpas, juguetes y enseres de migrantes. Hubo titulares como «Estalla la intolerancia en «Chile», «Xenófobos queman pertenencias de migrantes», «Ataque a migrantes en Chile», «Tensión política y social ante la entrada de migrantes», «Masivo desalojo policial de inmigrantes en una plaza del norte de Chile».

La vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, escribió en Twitter: “Venezuela repudia la xenofobia y agresiones contra migrantes venezolanos y exige a las autoridades nacionales y locales de Chile respeto a la integridad física y psicológica de nuestros connacionales”. El Relator Especial sobre Derechos Humanos de Migrantes de Naciones Unidas, Felipe González, también en redes sociales, expresó: “Inadmisible humillación contra migrantes especialmente vulnerables, afectándolos en lo más personal. El discurso xenófobo, asimilando migración a delincuencia, que por desgracia se ha ido volviendo cada vez más frecuente en Chile, alimenta esta clase de barbarismo”.

En un Twitter desde la Comisión Chilena de Derechos Humanos (CChDH) se sostuvo que el “Gobierno tendrá que responder ante la comunidad internacional por incumplimiento de sus obligaciones en Derechos Humanos, lo que facilitó la violencia ejercida contra migrantes en Iquique”.

Fuente:elsiglo.cl

PATRICIO MANNS stars

La cultura chilena está de luto. El pueblo está triste. El fallecimiento de un notable escritor y compositor, con una obra vinculada a la historia, la tierra y el pueblo de Chile. También ejerció como periodista y fue un destacado militante comunista. “Chile le debe -al menos- una de las más grandes distinciones: el Premio Nacional de Literatura o el Premio Nacional de Música”.

Santiago. 25/09/2021. Chile de luto El país está de luto. La cultura chilena está de luto. El pueblo está triste. Este sábado 25 de septiembre falleció un ícono de la cultura popular, autor de bellezas literarias y musicales que dan cuenta de la historia y de la vida del país.

A los 84 años murió Patricio Manns de Folliot, luego de prolongados problemas de salud agravados los dos últimos años. Marcel Dupin, representante de Manns, explicó que el escritor y compositor falleció durante la mañana, acompañado de su hija Liselotte Johanna Manns. “Había estado con una descompensación y estaba con un diagnóstico reservado”, indicó. Su hija expresó a la prensa que “él estuvo consciente hasta el final, se fue en paz, a las 09.20 de la mañana, tranquilo y sabía lo que le estaba pasando. El consuelo que me queda es que se fue muy tranquilo, tomado de mi mano y rodeado de su familia”.

Patricio Manns nació en Nacimiento el 3 de agosto de 1937. De padre suizo-alemán y madre francesa, a los 14 años publicó por primera vez poemas en el diario El Colono de Traiguén. En Memoria Chilena se informa que “en 1963 escribió su primera novela, Parias en el Vedado, que reescribió años después con el título La noche sobre el rastro, ganando con ella el premio Alerce, de la Sociedad de Escritores de Chile, en 1967”. Manns se dedicó al periodismo y trabajó en el diario La Patria, de Concepción, en la radio de la salitrera en María Elena y en Radio Balmaceda y a lo largo de su vida colaboró e diversos medios populares. Desde joven escribió y compuso. Entre sus obras musicales están Arriba en la Cordillera, El cautivo de Til Til, Valdivia en la Niebla, No cierres los ojos, Palimpsesto, Vuelvo, Sambalandó. Y entre sus libros: Buenas noches los pastores, Violeta Parra: La guitarra indócil, Currículum Mortae, La Revolución de la Escuadra, Actas del Alto del Biobío, y Actas de Marusia.

Patricio Manns trabajó en muchos proyectos y actividades junto a Víctor Jara, Inti Illimani, Rolando Alarcón, los Parra, René Largo Farías, Karaxú, Luis Advis, fue un fiel creador y representante del Nuevo Canto chileno. Apoyó todas las iniciativas culturales durante el Gobierno de Salvador Allende, continúo su obra y su lucha en el exilio peleando contra la dictadura y siempre estuvo vinculado a las batallas culturales, sociales y populares.

Fue un destacado militante del Partido Comunista y vocero en el exterior del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Fue autor del himno del FPMR. En los sesenta tuvo simpatías con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y le dio clases de historia a Miguel Enríquez.

Deudas pendientes con Pato José Luis Córdova. Periodista. Chile tiene una deuda más desde este sábado 25 de septiembre con la partida de Patricio Manns. Escritor, compositor, cantante y guitarrista, este artista es y será mucho más que todo eso. Fue un patriota “rodriguista”, entendido aquello como un chileno revolucionario en el arte y la política, adversario de la tiranía pinochetista y crítico de la interminable transición a la democracia.

Chile le debe -al menos- una de las más grandes distinciones: el Premio Nacional de Literatura o el Premio Nacional de Música. Merecimientos para ellos tiene de sobra y es reconocido mundialmente por sus obras escritas o interpretadas por sus congéneres, autores o admiradores desde una generación que vivió los mil días de la Unidad Popular con el Gobierno de Salvador Allende.

Si me permiten, quiero recordar al Pato que conocí en los años 60 en la sede de Los hijos de Chiloé, donde concurría con su amigo Vásquez, compositor y guitarrista que partió a Francia antes que todos los que posteriormente fuimos arrastrados al exilio.

Junto a Silvia Urbina vivió una juventud tumultuosa, bohemia, pero creativa con mucho compromiso con el amor y con las convicciones. Se convirtió -como se sabe- en un referente de la Nueva Canción Chilena, junto a Violeta y Víctor y sus inolvidables temas musicales como “Arriba en la cordillera”, “El cautivo de Til Til”, íconos actuales de nuestra nacionalidad.

Tras el brutal golpe de estado de 1973, volví a verlo en Buenos Aires, donde conoció y enamoró a Alejandra, su compañera de las últimas décadas y con la cual compartieron alegrías y dolores, triunfos y derrotas. Nos encontramos más tarde en la aldea de Annecy, en la frontera franco-suiza donde vivía y me hizo conocer la poderosa voz de Leo Ferré, el cantante anarquista francés y me interpretó su himno al Frente Patriótico Manuel Rodríguez y los primeros esbozos de su canción “Vuelvo”.

Quedó pendiente un viaje a Punta Arenas y debo reconocer que tampoco lo visité en Concón, aunque le hice ver nuestro pesar por la partida de Alejandra que, de alguna manera, nos alertó a todos sobre la posibilidad de un final que, afortunadamente, no fue en solitario gracias a la angelical cercanía de su querida hija, que lo acompañó hasta este doloroso final.

La cultura chilena ha perdido a otro grande y septiembre vuelve a marcar con luto el devenir del arte en Chile desde el golpe: la muerte de Neruda y, hace 10 años, la de José Miguel Varas y ahora la de nuestro Pato a quien despedimos con especial dolor porque merecía sentir el cariño que hoy todos estamos más que dispuestos a brindarle. Pero él hubiera querido ser reconocido en vida, como debió ser.

Arriba en la Cordillera Eduardo Contreras. Abogado. Recuerdo el Paso de Atacalco, provincia de Ñuble, capital de Chillán de donde provengo. Un paso que había sido famoso en aquellos años por el ingreso ilegal desde Argentina de ganado vacuno, además de otros bienes muebles. Y era también el nombre de uno de los hermosos temas conocidos que en los años sesenta del pasado siglo XX nos regalaba la bella voz de un joven artista revolucionario, Patricio Manns.

Entonces estuvo en todas, no se perdía ni una. Cuantas veces nos regaló su arte, solo o acompañado, allá en el escenario que levantábamos para las campañas políticas, en las escaleras del edificio municipal frente a la plaza de armas chillaneja. Pero no era sólo en nuestra zona, era en todas partes, por todo Chile, con generosidad ilimitada. Eran también los años de Víctor Jara, de Inti Illimani, de Quilapayun, y también de otros más tarde como Illapu.

Un tiempo inolvidable para el pueblo chileno.

Vendría luego el brutal genocidio desatado por las distintas organizaciones de la derecha política y económica con el respaldo de fuerzas armadas cobardes y antipatrióticas que no dudaron en disparar contra un pueblo indefenso.

Y entonces el largo exilio de muchos años. Durante el que Patricio no dejaba de cantar y de crear. Y de apoyar abiertamente la justa causa antifascista del pueblo chileno, llegando a ser vocero del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR).

Finalmente el retorno a la patria herida, a luchar, a cantar.

Se nos ha ido Patricio Manns, pero ahí está y seguirá estando: arriba, muy arriba, en la Cordillera.

 

fuente: elsiglo.cl

 

Pato Manns, escritor, músico y político: reinvindicó como “tiranicidio” el fallido atentado contra Pinochet stars

La muerte de Patricio Manns enluta al ambiente artístico y político, porque siempre destacó en sus distintas facetas e incluso fue activo participante del atentado a Pinochet por parte del Frente Manuel Rodríguez.

Patricio Manns fue una figura emblemática de la nueva canción chilena, además de un destacado escritor. Como personaje multifacético, además tuvo una importante actuación política. Y fue integrante de relevancia del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Manns, más allá de sus notables creaciones -“Arriba en la cordillera”, entre ellas- era un hombre de pasión política, identificado con el Partido Comunista. Y tanto en sus memoria como en las entrevistas, analizaba su actuación en el MIR y mas tarde su paso por el Partido Comunista. Además, siempre reivindicó el atentado a Pinochet en el Cajón del Maipo.

“La Unidad Popular era un conglomerado de partidos políticos, la mayoría de los cuales siguen vigentes y "forman parte de la Nueva Mayoría". Eso no quiere decir que no hayan cambiado su ideario. Del MIR tengo entendido de que queda poco y muy fraccionado. Yo dejé ese partido un tiempo después de la muerte de Miguel Henríquez y me reincorporé al Partido Comunista a finales de 1979 o principios de 1980. Lo hice luego de un discurso de Luis Corvalán en Estocolmo, en el cual reivindicaba cualquier forma de lucha contra la dictadura, lo cual era mi credo”, contó en una entrevista.

Cuando el Partido Comunista creó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), Manns se convirtió en uno de sus voceros. Y el artista valoró el papel de los frentistas, especialmente en el atentado al dictador Augusto Pinochet en 1986.

“Reivindico el intento de tiranicidio del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, lo único que siento es que no logró ser exitoso y que Pinochet haya muerto tranquilamente en Chile, sin haber sido juzgado como merecía por sus abyectos crímenes”, dijo a El Mostrador.

16 OCTUBRE 2020 Patricio Manns: “Participé en el atentado del Cajón del Maipo contra Pinochet” Manns y sus críticas tras la vuelta a la democracia Sobre los integrantes del Frente, Manns decía que muchos de ellos “eran gente joven que vieron morir a sus padres torturados y asesinados por la dictadura. Gran parte de ellos tuvieron que abandonar sus estudios a causa de su militancia política o lo hicieron para sumarse a la resistencia”.

Manns no sólo era poeta, músico y hombre de letras. Tenía una mirada potente de la realidad: “Diecisiete años después, y luego de dedicar gran parte de sus vidas a intentar terminar con la dictadura, se encontraron en 1990 con un Chile ‘en democracia’ en donde no había lugar para ellos”, expresó.

Y aseguró que “se les segregaba como parias o vulgares delincuentes o casi. No hubo la menor voluntad de crear un plan de reinserción por parte de los gobiernos que sucedieron a la dictadura. Sé que se les han dado muy pocas oportunidades de progresar”.

 

fuente: publimetro.cl

Natalia y sus luchas por una vida mejor para los barrios stars

Durante el mes de agosto de este año nos abocamos a la tarea de profundizar el trabajo de vinculación con las organizaciones vecinales de Paine, tarea que el Área de Educación de Memorial Paine ha venido desarrollando en el último tiempo, previo a la irrupción de la pandemia, siempre con el objetivo de promoción de los Derechos Humanos.

A pasos agigantados, y a través de distintas iniciativas, la vinculación con las y los pobladores de Paine ha ido tomando forma y ha dado frutos que hoy -podemos decir con satisfacción- resultan en un proceso de arraigo que le hace bien a la memoria, a la comuna y su gente.

Empeñados en este desafío, nos propusimos reconocer a los dirigentes y las dirigentas vecinales, y simbolizarlo en una pobladora que, a juzgar por su ímpetu, sintetiza con creces ese esfuerzo diario que cada dirigenta y dirigente vecinal realiza por darle vitalidad a las comunidades paininas.

Natalia es feliz

“Yo soy feliz”, responde de inmediato y entre risas, cuando le preguntamos si es casada. “Si estuviera sin mascarilla, me verías sonreír todo el rato”, dice a renglón seguido, animosa, y confiesa: “soy súper extrema en mis actividades. Yo lo que hago, siempre lo hago al cien por ciento; si no, para mi es no hacerlo”, remata.

Y es cierto eso de su energía. Con Natalia Miranda nos hemos dado cita en la esquina de 4 Norte con Buin. Previo a iniciar la entrevista se ve segura mientras dialoga con dos vecinas acerca de proyectos para mejorar la calidad de vida en los barrios, en los que los pobladores están empeñados.

Y así es que se mantiene cuando hablamos. Convencida de sus dichos, clara en sus ideas y retos futuros en su calidad de dirigenta vecinal de Villa La Portada, Natalia enumera ideas, sueños y proyectos, allí en esa intersección que dice que es “mi plaza”, a la hora en que el gentío recorre la feria de calle Buin.

Con 45 años de edad Natalia es presidenta de la junta de vecinos de Villa La Portada, y nos relata los desafíos que, al igual que otras organizaciones vecinales de Paine, enfrentan en la actualidad agobiadas por la pandemia y por ese “quiebre social” que a ella tanto preocupa y ocupa por estos días.

“Estoy trabajando en esto, porque el área social está muy quebrada en las poblaciones. A la gente ya se le olvida saludar, decir buenos días; se encuentran en la feria y ni siquiera se saludan. Eso me llega mucho”, confiesa.

“Vulgarmente, te digo, hemos bailado con la fea. Ha sido volver a juntar a los vecinos, a reencantar, a que creyeran en este proyecto de junta de vecinos. Porque una junta de vecinos no sólo es el nombre. Se trata de que nos volvamos a reconocer, nos involucremos, que integremos al que no está. Que si tenemos pensamientos distintos, de igual manera podemos llevar cosas a cabo y pueden salir cosas hermosas para todos”, sentencia.

Además de ser presidenta de la junta de vecinos de Villa La Portada, Natalia ocupa similar cargo en lo que se conoce como “Barrio Fundacional de Paine”, instancia que agrupa a Villa Los Lagos, La Portada, O’Higgins y Los Héroes. Juntos, los cuatro barrios se han mancomunado para impulsar un proyecto del Programa Quiero mi Barrio. “Vamos como bien, pero hay diferencias que tenemos que resolver”, indica.

Entre sus aspiraciones, en las que ya tiene ideas medianamente concebidas, Natalia no pasa por alto el tema migratorio. Consciente de la complejidad que significa, su posición es clara y de firme convicción.

“Estamos pensando en trabajar el tema con los migrantes. Creemos que eso puede enriquecer nuestra cultura. Lo mejor es sacarle provecho, que los niños aprendan su idioma, imagínate mezclas de religiones, creencias, sabores. Eso, creo, nos jugaría mucho a favor. En el caso de La Portada siempre hemos trabajado por integrar y que nadie se sienta fuera”, sentencia.

Un mensaje para Fabiola

Con una ceguera total que arrastra desde hace ocho años, Natalia asegura que jamás se ha sentido limitada y que, más aún, siempre se motiva a seguir.

“Para nada ha sido una limitante; para nada, nada. De hecho, hasta se me olvida de repente que soy ciega. Eso sí, todavía ando tomada del brazo con alguien. Alguna vez traté de ir a un colegio para ciegos, pero me pasó algo allí. No me gustó, pues me pregunté; ¿Por qué tengo que viajar a un colegio para ciegos si aquí en Paine podría haberlo?… ¡y no hay! Esa es mi otra lucha, la que va a venir después”, advierte.

Con ese mismo ímpetu que le caracteriza, Natalia se refiere a Fabiola Campillai, pobladora de San Bernardo que en diciembre de 2019 fue gravemente herida por la acción de un policía en medio de la revuelta de octubre, mientras se dirigía a su trabajo.

Lo hace cuando abordamos ese mundo de los ciegos que Natalia dice no habitar, porque “mi mejor psicóloga ha sido la vida”, consciente de las diferentes circunstancias que provocaron la condición de “no videncia” de ambas.

“Para mi todas son capacidades diferentes”, dice de entrada, y agrega: “Lo ocurrido con Fabiola si bien es un hecho represivo, una vulneración, pero si lo asocias a la realidad de este país, tenemos muchas en común con ella, pues lo que se vive en este país, es heavy. Porque en este país el hecho de que cojees, que te falte una oreja, la gente te discrimina solo con mirarte de la forma que lo hace”, señala.

“A mí me encantaría ir a hablar con ella, le diría: Fabiola, escúchate a ti, porque muchos te dirán pa’ delante no más, y es súper fácil decirlo. Pero somos nosotros los que decidimos. Eso le diría, que no escuche; que se escuche solo ella y haga lo que decida”, sentencia.

Su próxima lucha

Natalia es de las que no se rinde. Dice que eso es lo que hay que contagiarle a la gente. Lo hace desde que dejó el hospital cuando aún su ceguera no era total. Con ese tesón que no disminuye, advierte de sus próximas batallas.

“Decidí un día, en el baño del (hospital) Barros Luco, Natalia vas a salir de aquí. Me dije: ¡cresta!, la que entró aquí no es la misma, a qué me voy a enfrentar…. Y me dije, ya Natalia, a seguir caminando…”, recalca.

“Para mi ser ciega, lo único que he dejado es leer. Jamás voy a asumir haber quedado con esa idea de pobrecita. He aprendido a vivir como yo quiero. Aquí están muy acostumbrados a que las personas con capacidades diferentes se limiten, no pueden pensar, no tienen voz. Entonces ¿por qué lloran cuando ven la Teletón?. No lloren por ese niño, lloren de emoción por lo que ha tirado para arriba, o sea…”, refuta.

“Más adelante emprenderé la lucha para que aquí en Paine exista un centro para personas con capacidades diferentes, porque se necesita un lugar donde todos hablemos el mismo idioma. Así como existen colegios para niños “normales” (recalca las comillas), también nosotros necesitamos donde yo pueda decir: amanecí con un dolor al hombro y nadie se moleste y diga: ya viene esta ciega con sus achaques. ¿Y qué?…si todos tenemos dolores…”, dice fuerte Natalia.

 

Fuente: memorialdepaine.cl

Conmemorando a un profesor...Cristian Cartagena Perez stars

Nutrida fue la concurrencia este día 12 de septiembre, en Chada, poblado campesino de Paine, donde se denunció una vez más a la dictadura militar y empresarial del año 73... que asesinó a miles de chilenos y chilenas y que en Paine, vió perder a 70 de sus hijos.

Entre ellos Cristian Cartagena Perez. Su familia y el Partido Comunista rindieron homenaje a este profesor, quien fue violentamente sacado de la escuela rural de Chada un 18 de septiembre.

En la madrugada, carabineros de Paine, militares de la escuela de infantería de San Bernardo, civiles y latifundistas que se tomaban revancha después de 3 años de un gobierno popular.

Asistieron la Diputada y el Diputado del distrito Marisela Santibañez y Leonardo Soto, los candidatos a CORE Sandra Saavedra y Wladimir Bolton, la Constituyente Paulina Valenzuela, y el concejal San Martín y concejala Paulina Calderon de Paine, además de dirigentes sociales y políticos, Holanda Vidal, la compañera de Cristian Cartagena Perez, y el Partido Comunista se encargaron de hacer todos los preparativos.

Llenar de banderas el local y además llevar el mensaje y los testimonios de vida de Cristian Cartagena Perez. Habló también la concejala de Buin y nieta de Cristian Cartagena P., quien mostró los sentimientos tanto de la familia como de una militante comunista...

Una tragedia que sin duda se repite a lo ancho y largo del país, para denunciar al golpe de estado cívico-militar del 73 y el apoyo del gran empresariado.

NI PERDON NI OLVIDO

"TVN siempre fue hostil conmigo": Patricio Guzmán recordó censura en víspera de estreno de "La batalla de Chile" stars

"La televisión siempre fue hostil con nosotros, en general. No querían saber nada del cine directo, de la realidad chilena, y siempre pusieron obstáculos para seleccionar nuestras películas. Y esto ocurrió en todos los canales chilenos, no solamente en Televisión Nacional", afirmó el realizador a horas de que se exhiba por primera vez en la televisión abierta su mítica obra "La batalla de Chile", en que narra el último año de la Unidad Popular. La trilogía será emitida este viernes, sábado y domingo, tras casi medio siglo de censura. "Fue una censura primero política, ideológica, y luego una censura temática. Los temas que un documentalista trata son muy diversos, son de la vida misma. (...) Pero en países como Chile no se valora la imagen real, o no se valoraba. Hoy día es distinto", dijo.

"Televisión Nacional siempre fue hostil conmigo, como documentalista, pero también con los otros compañeros documentalistas que vivían en Chile, y que son los mismos que hoy día trabajan", expresó.

"La televisión siempre fue hostil con nosotros, en general. No querían saber nada del cine directo, de la realidad chilena, y siempre pusieron obstáculos para seleccionar nuestras películas. Y esto ocurrió en todos los canales chilenos, no solamente en Televisión Nacional", afirmó, junto con recordar cómo intentó vincularse al país como uno de los fundadores del Festival Internacional de Documentales de Santiago (FIDOCS), creado en 1996.

"Fue una censura primero política, ideológica, y luego una censura temática. Los temas que un documentalista trata son muy diversos, son de la vida misma. (...) Pero en países como Chile no se valora la imagen real, o no se valoraba. Hoy día es distinto", dijo.

Guzmán, quien vive en Francia, fue entrevistado por la periodista Mónica González en el programa "Mentiras Verdaderas", donde hizo un repaso de su documental "La batalla de Chile", que por primera vez será emitido este viernes, sábado y domingo en la TV abierta, tras casi medio siglo.

El 2013, TVN exhibió "Nostalgia de la luz" un sábado de noche, pero sin los títulos iniciales, sin anunciar su nombre y desde el minuto 35, omitiendo la introducción y toda su primera parte, lo que hizo que el cineasta se quejara públicamente con el director de TVN de la época, Mauro Valdés, quien habló de un "error de emisión". Guzmán acusó “un sabotaje inadmisible” y “un acto de negación” contra una película que denuncia crímenes de la dictadura militar.

Anteriormente el canal estatal vivió otra controversia por no exhibir el documental "El diario de Agustín", de Ignacio Agüero, que expone los vínculos de El Mercurio con la dictadura.

Repaso del documental En la entrevista, el cineasta además hizo un repaso de los avatares de la filmación del documental en la época de la Unidad Popular, donde experimentó un "entusiasmo" entre el pueblo que nunca más volvió a experimentar en ningún otro lugar, y cómo con el gobierno de Salvador Allende, "una especie de padre", un país pequeño se convirtió en el centro de las miradas a nivel mundial.

"Lo más llamaba la atención era que fuera un proceso pacífico, que Allende prometía un programa espléndido, estábamos todos entusiasmados y contentos. Era un momento de alegría, de reconciliación de mucho entusiasmo. Esto lo pensaba seguramente la izquierda y una parte del partido demócrata cristiano, pero había, desde siempre, lo sabíamos, una derecha dura, del Partido Nacional, etc., que no estaban contentos con lo que ocurría, y sabíamos que se iniciaba un combate, una pelea", comentó.

También recordó cómo el material cinematográfico fue escondido en la casa de un familiar y luego salió al exterior gracias al embajador sueco, Harald Edelstam.

Asimismo, recordó su paso por el Estadio Nacional, donde estuvo dos semanas detenido y sufrió simulacros de fusilamiento, y también el secuestro y posterior desaparición de Jorge Müller, camarógrafo de "La batalla de Chile", en 1974.

Finalmente, expresó sus esperanzas en el movimiento social chileno, surgido a partido del estallido del 18 de octubre de 2019 y la puesta en marcha de la Convención Constituyente.

 

fuente: elmostrador.cl

11/S. 1973, LA EXTENDIDA OPERACIÓN GOLPISTA stars

Sucesos que marcan los primeros meses de ese año, con operaciones conspirativas y violentas, y acciones políticas desestabilizadoras en contra del Gobierno de Salvador Allende, que incluyeron el asesinato del edecán naval del mandatario, el intento de golpe en junio, la declaración del Parlamento promovida por la derecha y la DC declarando el supuesto quebrantamiento constitucional por parte del Ejecutivo, las paralizaciones de gremios, los atentados de grupos paramilitares, las presiones a altos mandos militares constitucionalistas y la negativa de las fuerzas conservadoras a que se efectuara un plebiscito democrático para decidir el camino a seguir en un marco institucional.

Equipo “El Siglo”. Santiago. 10/09/2021. En 1973 se llegó a una expresión máxima la disputa de proyecto país, con las fuerzas transformadoras impulsando cambios decisivos en el país, y las fuerzas reaccionarias oponiéndose a ese proceso, llegando finalmente a financiar, organizar y materializar un golpe de Estado en contra de un Gobierno constitucional y democrático.

Revisando los primeros nueve meses de ese año, se puede constatar la sucesión de episodios y antecedentes que dan cuenta de la operación golpista para derrocar al Gobierno constitucional del doctor Salvador Allende, donde la derecha, el empresariado, los altos mandos de las Fuerzas Armadas, la Democracia Cristiana, la prensa conservadora, el Gobierno de Estados Unidos, gremios profesionales conservadores, grupos paramilitares, desarrollaron acciones desarrolladas fuera del marco institucional, con intenciones conspirativas y desestabilizadoras y que, sobre todo en 1973, apuntaron a derrocar la administración de Allende y del conglomerado de la Unidad Popular.

Los constatables episodios de finales de agosto e inicios de septiembre de 1973, grafican que la resolución de lo que acontecía en el país tenían cauce democrático e institucional, en medio de una real tensión, de lo cual da cuenta la decisión del Presidente Allende de convocar a un plebiscito para que la ciudadanía, soberanamente, decidiera. Pero la derecha, la DC y otras colectividades, los empresarios, los mandos militares y, por cierto, el Gobierno de Estados Unidos, no podía correr el riesgo. Menos después de una elección parlamentaria en la que la Unidad Popular y específicamente la administración de Salvador Allende, habían contado con un importante apoyo. (La UP logró el 44,66% en la elección de la Cámara de Diputados y un 46,56% en la de senadores). Si bien ganaron los partidos opositores (en el caso del Senado por dos puntos), quedó claro que el oficialismo tenía respaldo ciudadano, más si se considera que la UP había subido en alrededor de 10 puntos en comparación a la elección presidencial de 1970. No era para decir, como lo sostuvieron y sostienen personeros de la derecha y la DC, que Allende no contaba con apoyo.

Durante 1973 se producen varios sucesos que marcan el desarrollo del proceso que se estaba viviendo, con datos como un desempleo bajo el 4% y aumentos salariales consistentes, contrastando con serios problemas de abastecimiento que obedecían, como se comprobó en el segundo semestre del año, a un extendido acaparamiento y las continuas paralizaciones de los camioneros, un gremio controlado por la ultraderecha. Se desarrolla el programa de la Escuela Nacional Unificada (ENU), se intensifica la labor de las JAP (Juntas de Abastecimiento y Control de Precios), se intensifican las jornadas de Trabajos Voluntarios (bajo la consigna “Chile trabaja para Chile”), a lo largo de todo el país, se amplía la actividad del mundo de la cultura con presupuestos más elevados y la actividad de cientos de artistas e intelectuales, se viven los positivos efectos de la nacionalización del cobre ocurrida en 1971, pese a las huelgas de los mineros liderados por militantes de la DC, se trabaja en la concreción de las tres áreas de la economía, contemplando la expropiación de tierras y de empresas en beneficio de campesinos y trabajadores, se continúa la construcción de viviendas sociales, se consolida la presencia de la Central Única de Trabajadores (CUT) y de decenas de organizaciones sociales y populares. Durante 1973 hubo a lo menos dos multitudinarias manifestaciones en apoyo al proceso de transformaciones, una de ellas el Primero de Mayo.

Las primeras y gráficas acciones violentas Durante 1973 se fueron fraguando las acciones y conspiraciones violentas e inconstitucionales con el doble objetivo de atacar al Gobierno de Allende y llegar a su derrocamiento. Estaban activos grupos paramilitares como Patria y Libertad (de corte fascista), Comando Rolando Matus (del Partido y la Juventud Nacional), grupos de choque de la Juventud Demócrata Cristiana, los Comandos de Autodefensa de los Comerciantes, y grupos conspirativos al interior fundamentalmente de la Armada y el Ejército.

Esos contingentes efectuaron atentados con explosivos a la vía férrea, a las embajadas de la Unión Soviética y de Cuba, a instalaciones eléctricas y ductos de combustibles, a sedes de los partidos Comunista y Socialista, almacenaron explosivos y armamento, destruyeron la escultura de Ernesto Che Guevara, realizaron ocupaciones violentas de medios de comunicación, y apoyaron el primer intento de golpe de Estado en junio de 1973, perpetrado por una unidad de tanques del Ejército.

Hubo dos episodios, en julio de este año, que grafican de manera elocuente, la actividad conspirativa y violenta de la derecha, la ultraderecha y grupos fascistas. El día 15, fueron colocadas bombas en la casa del almirante Ismael Huerta, de la Armada, quien tenía una postura institucional y prudente ante lo que ocurría en el país (más tarde no se plegaría a la asonada golpista), y el 26 de julio del mismo mes, un comando de Patria y Libertad atacó la casa del edecán naval del Presidente de la República, capitán Arturo Araya, asesinando al uniformado.

En marzo de 1973, el Congreso de Estados Unidos estableció, después de una investigación y recopilación de pruebas y antecedentes, que el Gobierno de ese país entregó a grupos de derecha, un millón de dólares para organizar acciones que impidieran que Salvador Allende tomara posesión del cargo de Presidente. Luego llegarían más aportes estadounidenses, con cientos de miles de dólares asignados a personeros del Partido Nacional (PN), de la DC y al diario El Mercurio. De acuerdo a informes conocidos años después, militantes del Partido Nacional y de la Democracia Cristiana, recibieron instrucción conspirativa y apoyo financiero, lo que incluyó viajes a Estados Unidos y Venezuela.

Operaciones contra altos oficiales, incluyendo asesinatos En junio se produjeron hechos que, a la larga, pudieron configurar lo que sería la asonada golpista de septiembre. En una avenida de Santiago, una mujer, que habría estado coordinada con grupos de derecha, increpó y agredió al Comandante en Jefe del Ejército, general Carlos Prats (después del golpe de Estado asesinado junto a su esposa en Buenos Aires, Argentina, por orden del alto mando del Ejército), a lo que se sumaron otros sujetos, obligando al uniformado a sacar su arma y contener la agresión. Tres años atrás, un comando de ultraderecha había asesinado al entonces jefe del Ejército, René Schneider, atacándolo también en una calle de la capital. Posterior a eso, esposas de generales de derecha y golpistas, efectuaron actos intimidatorios en la casa de Prats. Esto generó una tensión enorme en torno del Comandante en Jefe, y un estado personal en él, que concluyó en su renuncia y en agosto de 1973 fue reemplazado por Augusto Pinochet.

Por cierto, ese mismo mes, también ante presiones internas y externas, el general César Ruíz renunció al cargo de Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, siendo reemplazado por el general Gustavo Leigh, quien sería gestor y protagonista del golpe de Estado destinado, según él, a “extirpar el cáncer marxista” de Chile. La salida de Ruíz puso en línea a parte del generalato de la FACH para efectuar el derrocamiento de Salvador Allende.

El otro hecho fue el “tanquetazo”, ocurrido el 29 de junio, cuando tanques y militares del Regimiento Blindados Nº2, al mando del teniente coronel Roberto Souper, intentaron dar un golpe de Estado, repelido por el Gobierno, por el propio general Carlos Prats y que derivó en una multitudinaria manifestación en torno del palacio presidencial de La Moneda, en respaldo al Gobierno constitucional. Eso provocó el arresto y dada de baja de oficiales y algunos soldados. También, la huida y crisis del grupo paramilitar Patria y Libertad, que se había coordinado con Souper y otros oficiales, produciéndose el asilo y arranque del país de dirigentes de esa organización. Ese mes, desde Estados Unidos llegó un millón de dólares para que el Ejército comprara armamento y pertrechos militares.

Las actividades desestabilizadoras de partidos y gremios Durante los nueve primeros meses de 1973 se registraron sucesos que daban cuenta del nivel de agresión hacia el Gobierno y sus planes, como la decisión del Tribunal Constitucional de la época de declarar inconstitucional un alza de sueldos, decenas de acusaciones constitucionales contra ministros que obligaba a la reorganización del gabinete ministerial, acciones de la Corte Suprema contra decisiones del Ejecutivo, negativas a diálogos y consensos de parte de los partidos de la derecha y la directiva de la DC, paralizaciones de los gremios profesionales (principalmente Colegio Médico y Colegio de Abogados), ofensivas con huelgas y manifestaciones de parte del gremio del comercio y los camioneros, la paralización de los mineros, principalmente de El Teniente, y el 28 de agosto, unos quince días antes del golpe militar, los gremios efectuaron un paro nacional. El 3 de septiembre, la conservadora Confederación Única de Profesionales, efectuó un paro, con agresivas manifestaciones en varias provincias.

Desde el Parlamento se produjeron situaciones gravitantes para avanzar hacia el derrocamiento del Gobierno. El 22 de agosto, la Cámara de Diputados, donde había mayoría de la derecha y la DC, aprobó un texto acusando al Ejecutivo del quebrantamiento del Orden Constitucional y legal de la República. Para muchos analistas, con eso se dio el paso para “legalizar” y “justificar” el golpe de Estado y fue la señal que recibieron los jefes de las Fuerzas Armadas para avanzar decididamente en su operación inconstitucional y armada. Los parlamentarios y presidentes de partidos de la oposición se negaron sistemáticamente a dialogar y encontrar salidas a la crisis que se vivía, pese a los esfuerzos del Presidente Allende quien, por lo demás, también encaraba posturas de sectores de izquierda contrarias a allanar acuerdos y más bien “profundizar” el proceso que impulsaba la Unidad Popular.

La concreción del golpe de Estado En los primeros días de septiembre, particularmente el general Gustavo Leigh y el contraalmirante José Toribio Merino, junto a otros mandos de la FACH y la Armada, tenían tomada la decisión de efectuar la asonada golpista. Tomaronn contacto con Augusto Pinochet, quien demoró la decisión, pero al final se sumó. Hay informes de que el golpe se daría a mediados de septiembre aprovechando los ensayos de la parada militar (19 de septiembre) para no despertar sospechas sobre el plan en desarrollo, pero varias circunstancias llevaron a adelantar la operación, entre ellas, evitar la realización del plebiscito democrático. Por lo demás, Merino adujo que contaba con el respaldo de mandos estadounidenses, ya que en esos días se efectuaban los ejercicios de la Operación Unitas entre la Armada de Chile y de Estados Unidos. El general de Carabineros, César Mendoza, se sumó al golpe el mismo día, sin mayor capacidad de decisión, menos si se considera que era la séptima antigüedad de ese cuerpo policial, y quedó en esa posición ante la postura de otros generales de no sumarse al golpe, entre ellos el general director, José María Sepúlveda, que se negó a participar en la asonada.

Ocurrido el golpe de Estado, se produjeron declaraciones y felicitaciones de parte del Partido Nacional y otras colectividades de derecha, de la Democracia Cristiana, de la mayoría de los colegios profesionales, de los gremios empresariales, de los integrantes de la Corte Suprema y de sectores de la población. Se desató la más cruel y sistemática represión al pueblo y sus organizaciones, se disolvió el Parlamento, se ilegalizaron los sindicatos y organizaciones sociales, se cerraron decenas de medios de prensa, se suprimieron los partidos políticos, se rompieron relaciones con muchos países, y se inició el proceso a la imposición de un modelo económico y un sistema político ad hoc al poder financiero y las fuerzas conservadoras.

Quedaron expresados de manera nítida los intereses y proyectos que se debatían en Chile y cómo, por ejemplo, los sectores de la derecha, de gremios empresariales, de la prensa conservadora, de los altos mandos de las Fuerzas Armadas y Carabineros, miembros del Poder Judicial, estaban dispuestos a entrar en un período de sistemáticas y masivas violaciones de derechos humanos, que incluyó la ejecución y desaparición de más de 3 mil chilenas y chilenos, con tal de impedir el avance transformador y lograr el imperio del poder financiero y reaccionario.

Hubo características de esta etapa que incluyeron debates teóricos profundos, muchos de los cuales fueron resueltos en la práctica. Por ejemplo, que la derecha, los altos mandos de las Fuerzas Armadas (FFAA) y Carabineros, el poder financiero y el sector empresarial, los medios de prensa conservadores e incluso importantes sectores de colectividades como la Democracia Cristiana (DC), a la hora de avances populares, sociales, institucionales, económicos, culturales de corte transformador y destinado a cambiar el modelo económico y político, están dispuestos a romper con el sistema democrático, recurrir a las armas y la violencia, agredir sin pudor a un Gobierno y la institucionalidad, conspirar y atacar, organizar grupos paramilitares, aceptar financiamiento externo y aceptar la extendida violación de derechos humanos y civiles de un amplio sector de la sociedad.

También quedó resuelta la discusión del carácter de las FFAA, que se pretendían institucionales sin postura ideológica, ya que fueron las protagonistas y ejecutoras del derrocamiento del Gobierno constitucional, de la instalación del modelo neoliberal y la imposición de una Constitución, de una política de terrorismo de Estado y asimilación de una doctrina de seguridad nacional y conservadora, con rasgos que prevalecen y que incluyen que varios ex jefes militares entraran a militar a los partidos de derecha siendo legisladores e incluso hoy convencionales constituyente, empleados en grandes empresas y en universidades manejadas por personeros de derecha y de grupos financieros y religiosos.

Un dato no menor, es que la Junta Militar fascista, indultó y dejó en libertad a los autores de los asesinatos del general Schneider y del capitán Araya, y a militares y civiles que participaron en el “tanquetazo” de junio de 1973.

 

fuente: elsiglo.cl

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